domingo, 24 de julio de 2011

NUEVE DE NUESTROS ASOCIADOS PARTICIPAN EN LA “BALCONADA” DE ALTEA.


  Un año más se va celebrar en Altea la ya tradicional  “Balconada” en la que en esta ocasión participan  nuestros asociados@  ANGELA GALDON, ELVIRA IBAÑEZ, EMY MAYORAL, LEO CALVO, LOLES GUADIOLA y MARÍA AMERIGO, que  lo hacen por primera vez y Mª JOSÉ SORIA, SONIA SALA y CARMEN DONATE, que lo hicieron el pasado año formando parte de un grupo que quedó finalista.
   Se trata de un  concurso de pintura que tiene por marco de exposición de los cuadros, los balcones del casco antiguo que sus propietarios ceden para colgarlos, pues se trata de telas que el Ayuntamiento regala a los artistas para que en ellas pinten sus obras.
  La inauguración-procesión de Concejales, artistas participantes y público, será el viernes 29 a las 20 horas y recorrerán  las calles en las que cuelgan los cuadros, partiendo del nº 1 del carrer de San Miguel, para finalizar en la plaza de la Iglesia, donde se ofrecerá un refrigerio.

jueves, 21 de julio de 2011

A LA BÚSQUEDA DEL TEXTO PERDIDO

<ANA Y CARLOS>
<EL CUADRO>
MIRAR UN CUADRO: ANA SEVILLANO
OBRA:”DOLOROSA”
  Por fin hoy voy a poder pagar la deuda que tengo contraída, con una de las más fieles admiradoras de este Taller, al que raramente falta desde su creación en noviembre de 2006. Yo pago todas mis deudas, económicas y morales. De las primeras, afortunadamente no tengo,  y de las segundas, creo no tener muchas (aunque esto nunca se sabe) y de una de ellas era acreedora, mi amiga y colega, Ana Sevillano, que como artista tiene meritos para ello y como mujer también, por que no se el porqué, el sexo complementario, que no contrario, me atrae como la luz a una mariposa nocturna.
   Aunque Ana nació en Valdemoro, cuna y yo diría que fabrica de Guardias Civiles por estar ubicado allí el entonces llamado Colegio de Guardias Jóvenes, en el que su padre, Guardia Civil, estaba destinado, ella es tan sevillana como su apellido, pues a los pocos meses de nacer, se la llevaron a Sevilla de donde procedía toda su familia.  Y en Sevilla radican todas sus vivencias de niñez y juventud. Allí comenzó su vida laboral, y en cierta manera, artística, al tomar contacto con el color, pues su primer trabajo fue como decoradora en una fábrica de muñecas y caballitos de cartón, cuando su edad era más propia de jugar con ellos. Luego pasaría a trabajar en una importante fábrica de lámparas o bombillas incandescentes, mientras se iba haciendo mujer pizpireta y bella, junto a sus cuatro hermanas, que eran casi de una misma hornada (dos de ellas mellizas), y  todas ellas mocitas casaderas, cuando  tonteaban con los huéspedes (así se llamaba al flirteo o ligue entonces) que en la casa de vecindad de su abuela se hospedaban. Uno de ellos, granadino por más señas, que por entonces realizaba el Servicio Militar en Ferrocarriles, se prendo de ella hasta el punto de ennoviar en “gran velocidad” (la de aquellos años) y viajar entre Granada y Sevilla con harta frecuencia, para decirle  al oído a la mocita Ana, lo mucho que la quería. Aunque, a veces no se lo pudiera decir muy de cerca, por las múltiples “escopetas” que por entonces vigilaban a las parejas para que no se extralimitaran en sus efusiones amorosas, y más en casa de un Guardia Civil, en la que las escopetas de verdad estaban  presentes. Sin embargo el granadino, ya ferroviario de profesión y buena persona, se había ganado a la familia y el corazón de la joven Ana, que para confirmarlo y mientras duró su noviazgo, colgaba de su cuello la llave, si no de su corazón que para él estaba siempre abierto, la de un cofre en el que guardaba como amuletos, los pequeños e intranscendentes regalos que le traía su amor desde Granada, que aunque no eran “velos de Grecia” ni  “chales de cachemira”, como los que ofrecía el Capitán  moro a la cautiva cristiana, a ella así le parecían, hasta el punto de que con poco más de una veintena, dejo padres  y Patria chica y se largó con él a tierras aragonesas, para habitar  en un lugar, que si no eran “un palacio en Granada”, tal lo parecía pues fue a parar a la singular estación ferroviaria de Canfranc, en Huesca, donde el moro granadino había sido destinado.
  Y allí, entre banderazo y banderazo a los trenes que pasaban, el “moro morito moro, moro de la morería”, fue haciendo madre a quien siempre fue mujer. Y cuando allá a  finales de los sesenta, llega la troupe ferroviaria a Alicante,  por ascenso y nuevo destino del jefe de familia y de estación, son  cuatro  sus componentes. Aquí Ana, echa mano de sus conocimientos con el cartón piedra, para integrarse laboralmente en las Hogueras alicantinas. Pero Ana,  que de siempre había tenido inclinaciones por el dibujo y más aun por el color, comienza por su cuenta a practicar en lienzo sus cocimientos coloristas, y para afianzar sus dotes innatas, al final de los ochenta se inscribe en la Academia del maestro Juan Trivez, eficaz en la enseñanza, buen pintor y persona cordial y sencilla, como lo acreditan los muchos alumnos que han pasado por ella. Con Juan, Ana va puliendo y perfeccionando la técnica, y realizando obra tras obra en las que el pincel y la espátula trabajan el óleo, para dar forma a sus temas: figura, retrato, el siempre difícil retrato y los motivos religiosos y taurinos, que su sevillanismo ancestral, lleva grabado en sus genes desde hace más de dos milenios.
  Ana juega con el color con fuerza y valentía. Valentía que nace de sus conocimientos intuidos o aprendidos de los Grandes Maestros. Azules y naranjas, verdes y rojos y violetas y amarillos,  se complementan para lograr  fuertes contrastes, que nacen de eso y no de la cantidad de la materia aplicada. Los blancos no son mas blancos por los fuertes empastes, si no por el tono de los colores adyacente y cuando se quiebra con el color adecuado, que nace de los reflejos. Esto lo sabía muy bien nuestro Sorolla, y Ana lo sabe o lo intuye (esto es más propio del verdadero artista) y lo practica tomando algo, como todos nosotros hacemos de alguien: en su caso de Renoir, especialmente y menos de su maestro Juan Trivez, que es más comedido en el color. De ese “algo”, pasado por su personalidad y técnica, nace el estilo de Ana, que lo tiene sin lugar a dudas
   Ana se ha prodigado poco en exposiciones individuales, quizás por falta de obra para exhibir, por ser el grueso de la misma retratos. Si lo ha hecho con cierta frecuencia en colectivas, en especial en las grandes organizadas por nuestra Asociación.
  Hoy nos trae a este Taller de sufridores masoquistas y a la vez de exhibicionistas, que todos eso somos los que por aquí hemos ido pasando a lo largo de ya casi  tres años, el cuadro titulado: “ DOLOROSA”  que como es norma es tan secreto como se dice de algunos famosos sumario judiciales: solo para los que no sean policías o periodistas pues ellos se enteran de todo.
  A mí, Ana, siempre me ha interesado tanto o más como  persona, que como pintora. Su discreción y señorío en el trato y la imagen que a mí me da, y supongo que a los demás también, de mujer de criterio, fino humor y gracia de sevillana de pro, es una maravilla, como la lluvia en Sevilla, según la famosa y anodina frase, que una y otra vez repetía mi admirada Audrey Hepburn, para aprender a vocalizar. Y es que Ana, como la lluvia de su Sevilla, me maravilla  y me empapa de emoción, cuando, en alguna ocasión festiva de la Asociación o en mi casa el “Día de los nenúfares”,  se ha arrancado por alguna de las formas del cante flamenco, o interpretado con empaque y emoción la copla popular española.
   Ana es así, una mujer que respira y exhala Arte por toda su aun bella humanidad y lo que es más importante: bondad y amistad para todos nosotros, que la queremos y se lo demostramos, con el aplauso sincero que se le vais dar.
  Gracias y Ana tiene la palabra.
 Carlos Bermejo
 Alicante, 24 de Septiembre de 2009

sábado, 16 de julio de 2011

¡NO SE VENDE NADA!

OPINION

<CARLOS BERMEJO, ANTE LOS CUADROS DE UNA DE SUS EXPOSICIONES>

   Entre los que nos movemos en el mundillo de las exposiciones y los propios artistas, la frase que abre este artículo es la más repetida entre unos y otros y nos habla de la crisis de ventas que se da en la actualidad. Hace unos cuatro o cinco años, el pequeño aficionado, el conocido, el amigo o el familiar del artista, eran los potenciales compradores de alguna de las obras que se exhibían en las múltiples exposiciones que a lo largo del año se daban en Alicante. Ellos eran los que alimentaban el sueño del incipiente artista, de poder cubrir los gastos y hasta de hacerse con un sobresueldo que alimentara económicamente su afición. También, era un medio de vida para algunos artistas que, a caballo entre la afición y la profesionalidad, pero siempre moviéndose en los círculos locales, vendían en exposiciones y galerías de arte más o menos comerciales, parte de su producción y de eso vivian (algunos muy bien).
     Todo ese pequeño mercado del arte local, ha sido el primer perjudicado con la crisis económica. Los potenciales compradores de la obra de arte no especulativa, son a su vez los primeros afectados en sus ingresos, o si no lo son directamente, tiene que ayudar al familiar más cercano que lo necesita, o si tampoco es el caso, se retraen en sus compras de bienes no imprescindibles por miedo a la agravación de la crisis. Y eso ha dado lugar a que en boca de todos y por la evidencia de los hechos, la frase ¡NO SE VENDE NADA!  sea el colofón con el que finalizan casi todas las exposiciones que se dan en nuestra ciudad. Eso que para los que no vivimos de la pintura (iba a decir que “afortunadamente” pero no lo digo porque a cualquiera de nosotros nos gustaría vivir de nuestra vocación sea la que sea) no constituye ningún grave problema económico, para los que han hecho de su arte un medio de vida, se ha convertido en un drama, del que no se salvan ni siquiera los que se apoyaron en la enseñanza para subsistir, porque también escasean los alumnos.
  ¡Malos momentos para el Arte y para los artistas profesionales, aunque por  algún Barceló se paguen millones de euros!
    Sin embargo para los afortunados ( ahora sí) que pintamos por el placer de pintar, no existe ni debe existir crisis alguna, si todos los días nos levantamos  con la ilusión de trabajar en el cuadro que tenemos entre manos, o del que vamos a empezar y que estamos seguros va a ser mejor que el que hemos terminado, porque nos sentimos capaces de lograrlo aunque luego tampoco nos deje satisfechos y volvamos a empezar otro que, aun siendo mejor que el anterior, no aquietara nuestro anhelo de “algo mejor” que morirá con nosotros sin que nunca lleguemos a alcanzarlo, porque, entonces sí, estaríamos muertos para el Arte.
   ¡Ánimo y a pintar y a almacenar para cuando vengan tiempos mejores! Y mientras tanto sigamos llenando nuestras alforjas vitales de un placer que si no llena nuestros bolsillos, si llena de sentido de nuestras vidas.
Carlos Bermejo
Alicante, 16 de Julio de 2011

martes, 5 de julio de 2011

BREVE, Y POR ESO BUENO, PASEO POR AGUAS DEL PUERTO



<FOTO DE FAMILIA NO MUY NUMEROSA>
<BEGOÑA, GUAPA REPRESENTANTE DE LA FUNDACIÓN PUERTO CON NUESTRO PRESIDENTE."EL QUE A BUEN ALBOR SE ARRIMA...!
<COMO SIEMPRE, NUESTRO MARTIGODI ANIMANDO EL COTARRO>