domingo, 5 de enero de 2014

MÁS CALABUIG, EXPONE EN EL CASINO MEDITERRÁNEO DE ALICANTE


VISITA AL ESTUDIO DE MÁS CALABUIG

  La primera impresión al entrar en el amplio local de su estudio, cercano a la urbanización de El Palmeral, fue de sorpresa y, nuevamente de sana envidia hacia quien tenía la suerte de tener algo con lo que todos los pintores hemos soñado alguna vez. Estantes, mesas de trabajo, compartimentos para los cuadros, el horno para las piezas de  cerámica  que modela su mujer Vicenta Pla y el mismo, como luego me dijo, y en fin todo lo que seguramente colmaría las aspiraciones de la mayoría de nosotros. Luego comenzó a enseñarme obra de todos los tamaños y técnicas: óleos, principalmente, pasteles, tempera ,acuarela y no recuerdo si también acrílicos, porque las obras pasaban ante mi retina con la velocidad que pasan lo postes que sujetan la catenaria cuando viajas en el AVE. Sin embargo era una gozada  el ver la vorágine de  aquel calidoscopio de formas y colores, de un impresionista que no lo es, de un expresionista que tampoco  lo es, de un abstracto que no llega a serlo y en fin, de alguien que algún día estuvo influenciado por  esas corrientes pictóricas que subyacen emboscadas por los rincones de sus cuadros, pero que ya no son protagonistas de los mismos, porque la impronta personal y la técnica adquirida le dan a la obra de Manuel Mas el protagonismo de un estilo propio, sin el cual nadie puede considerarse como un pintor completo.
   Manolo Mas ha tenido el acierto, a mi entender, que partiendo de la figuración cezadiana de los cuadros más antiguos que me enseñó, no ha caído por completo en el abismo de la abstracción pura y dura, en la que muchos figurativos caen por aquello de la modernidad. El se ha  atrincherado en el borde y ahí está jugando con la ambivalencia  de las dos tendencias, para hacer una obra personal y colorista  que podríamos calificar, por aquello de nuestra tendencia a encasillarlo todo, de abstracción figurativa, cuya riqueza cromática surge de su habilidad para dosificar los colores complementarios y los adyacentes. Habilidad que también derrocha cuando pretende y  consigue evanescencias  poéticas a lo Corot, utilizando una gama de azules y verdes análogos. Y que se desborda en los monocromáticos, como pude apreciar en un paisaje en amarillos que me recordaba, por la acuosa ligereza del empaste, algunos cuadros de mi paisano Ramón Gaya.
Extracto del texto de "MIRAN UN CUADRO", al que fue invitado por mí, en octubre de 2008.
                       Carlos Bermejo