miércoles, 3 de febrero de 2016

JOHN CONSTABLE, PAISAJISTA INGLÉS PRECURSOR DEL REALISMO IMPRESIONISTA, SERÁ ESTUDIADO EN LA TERTULIA DE LOS JUEVES









El pintor paisajista inglés, John Constable, nacido en East Berghlt, Suffolk en 1776 y fallecido en Londres en 1837, rompió con el paisaje relamido y de gabinete al estilo de Claudio de Lorena que imperaba en su época, y fue el  primeros de los paisajistas que salió a pintar del natural, en las inmediaciones de la  idílica región de su nacimiento, y en especial en la zona del Valle de Dedhaa, donde su padre, rico empresario molinero, tenía varios de esos artilugios que aprovechaban el agua de los canales y el viento para moler el grano.
  Aunque recibió enseñanzas académicas, su formación la completó de forma autodidacta y saliendo al campo a realizar sus bocetos, que le servían de base fundamental para la realización de sus obras acabadas. En ellos captaba los efectos atmosféricos de la luz, y su incidencia sobre  la naturaleza del paisaje, por medio de manchas de color yuxtapuestas y poco fundidas, con las que lograba hacerle vibrar y hasta reverberar, mediante una serie de diminutos puntos de luz con blanco quebrado, dejados aquí y allá en la superficie del cuadro. Pero el mayor impacto innovador de su pintura, fue el de ser uno de los primeros pintores en darle protagonismo a a las nubes, hasta el punto de ser considerado el mejor pintor de nubes de la Historia de la Pintura, a las que  captó y catalogó con rigor meteorológico y anotaciones en el reverso del cuadro, en una serie de más de cien obras en las que ellas eran protagonistas: “[los cielos] deben ser, y así será siempre en mi pintura, una parte importante de la composición. Sería difícil citar un tipo de paisaje en el que el cielo no sea la ‘tónica’, el nivel de la ‘escala’ y el principal ‘órgano del sentimiento’  […] El cielo es la fuente de la luz en la naturaleza y lo gobierna todo.”
  A la llamada de esas nubes, se debe el primer y único viaje a Londres de este comentarista, para visitar el museo Alberto y Victoria, en el que hace  veinticinco años estaban las mejores obras del pintor, y  cuya contemplación, además de causarle el primero de sus tres  orgasmos espirituales ante una obra de arte ( los otros dos fueron a cuenta de Aureliano de Beruete y  de Iván Aivazovski)  le cambiaron por completo su idea de paisaje y se transformó en pintor marinista donde tres partes de cuadro las ocupan el cielo y las nubes.
 Lo innovador de su pintura, conocida a primeros del XIX por los pintores franceses de la Escuela de Barbizón, que al igual que el salían al campo a pintar, influyo sobre ellos y a través de ellos en los impresionistas de primero época. Su pintura fue más apreciada en Francia, donde fue recompensado con medalla de oro en el Salón de Paris de 1821,  por su obra “El carro del heno”, que en su Inglaterra natal donde no comenzó a tener éxito comercial y artístico hasta que no le fue reconocido  en París.
  Sus obras más conocidas, además de su popularísimo “Carro del heno”, “La catedral de Salisbury”  “El molino de Dedham”, “La esclusa” (sacado de la colección Thyssen y vendido en 2012 por veintiocho millones de euros) y otras más. Pero, (al gusto y criterio de este comentarista) ningunas como la serie de un centenar de pinturas en las que captó como nadie en su tiempo las nubes de los alrededores de Hampstead, que inmortalizo para siempre en la Historia de la Pintura.
  Aunque nunca careció de bienestar económico, no pudo  contraer matrimonio, hasta  los cuarenta y un años de edad, cuando  a la muerte de su padre heredó una considerable fortuna que le permitió vivir con desahogo. Lo contrajo con la primera y única mujer de su vida, una vecinita de enfrente con la que engendró siete hijos en trece años de casados,  y que murió causa de la tuberculosis en 1829, dejándole con una depresión que le duró, prácticamente, hasta la muerte.
 Este maestro que tanto influyó en mi pintura, va a ser motivo de LA TERTULIA DE JUEVES que se reune mañana en nuestro CENTRO DE ARTE, en sesión a partir de las 19 horas y está abierta a no asociados. Espero que sea tratado con la  misma sacrosanta admiración que le profeso. Y perdón por este comentario tan personal y apasionado.
Carlos Bermejo
Coordinador de talleres y comentarista de la AAA
Alicante, 3 de febrero de 2016