lunes, 5 de marzo de 2018

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

                              Ni la lluvia amilanó a nuestro querido dibujante Ramón Rodriguez
                                   Algunos peques quisieron hacerse mayores antes de tiempo
                                               También hubo tiempo para reponer fuerzas.
                                         Las mesas se completaron con mayores y pequeños
                 Carmen Rubio e Inmaculada Company tampoco quisieron perderse la primera jornada
                                        Juana López y Paco Gallego, dos de los que nunca fallan.

                                  Nada pudo con la buena voluntad de los que allí estuvimos


Esta mañana de domingo, 4 de marzo, primera de las que tocaba ir a pintar a los Jardines de la Diputación Provincial, amenazaba lluvia, sin embargo, a la llamada de asistencia que desde la directiva se os solicitó, muchos valientes acudísteis pertrechados con vuestros enseres dispuestos a desafiar lo que viniere.

Precisamente por ello, quiero ante todo agradecer vuestra colaboración. Nosotros hemos cumplido y, de este modo, enviamos un mensaje muy claro y nítido a los gestores de la Dipu, con la Asociación de Artistas Alicantinos se puede contar.

El resto de la crónica es fácil de adivinar: monitoras con sus batas blancas a la espera de discípulos; útiles dispuestos a lo largo de las mesas, pero muy pocos niños. Así que los pocos afortunados que asistieron estuvieron bien mimados y atendidos por nuestras expertas y gentiles maestras.

De nuestros queridos socios destacar su sempiterna predisposición. Algunos, por ser el primer día, olvidaron sus bártulos de faena en casa, pero ni cortos ni perezosos bastó con coger un autobús para volver a casa y regresar rápidamente al tajo. Otros trataban de dibujar con una mano enfundada en un guante y la otra libre para poder manejar el lápiz.

O nuestra intrépida reportera que aún bajo la lluvia, que por fin comenzó a caer, seguía inmortalizando a los allí presentes con el paraguas en una mano y la cámara en la otra.

El agua, aunque fina, seguía cayendo y nos refugiamos todos bajo los ficus, hasta que, llegada más o menos la hora pactada, consideramos que se podía volver a casa. Misión cumplida.

En Alicante, 4 de marzo de 2018

Fernando Mateo
Bloguero aficionado.