viernes, 17 de febrero de 2012

INAUGURADO EL II SALÓN DEL DIBUJO

<NUESTRO PRESIDENTE, JUAN ANTONIO POBLADOR, DIRIGIENDOSE A LOS ASISTENTES>

<EL COORDINADOR DE EXPOSICIONES, CARLOS BERMEJO, DURANTE SU ALOCUCIÓN>

                <EL PÚBLICO EXPECTANTE, ESCUCHANDO A LOS PRESENTADORES>

<ANIMACIÓN>
  Con la presencia de nuestro Presidente JUAN ANTONIO POBLADOR, esta noche se ha inaugurado en nuestra sala, el II SALÓN DEL DIBUJO, en el que participan treinta artistas con sesenta obras.
   En su bienvenida, el Presidente hizo una breve reseña sobre el significado del dibujo en la pintura, y señaló que la historia de la humanidad comenzó a escribirse cuando los primeros  homo sapiens comenzaron a dibujar en las cuevas, las incidencias de la caza y los animales que cazaban.
    Luego fue el Coordinador de Exposiciones, CARLOS BERMEJO, quien en su alocución, habló de la importancia del dibujo en la pintura, con las siguientes palabras:
   “Queridos amigos y colegas, inauguramos hoy el II SALÓN DEL DIBUJO, como colectiva de asociados sin más coste que un pequeña “mordida” para poder morder. Ya sabéis a lo que me refiero.
    En la primera versión de este Salón, celebrada en junio pasado, participaron dieciséis de “los nuestros”. En esta ya son treinta. Me congratulo por ello y  por lo que significa, y es que, algunos, ha sacado de las carpetas sus viejos dibujos, y otros ha llegado con posterioridad a la Asociación, por lo que me congratulo aun mas.
   En aquella ocasión pontifiqué sobre el dibujo, y como quiera que uno es de ideas fijas cuando las toma por buenas, no me resisto a decir sobre el dibujo lo que entonces dije, pues tengo tendencia a adoctrinar y mira por donde, ahora tengo nuevos catecúmenos.
  Ahora en el que salen a la luz de los focos de nuestra sala, los dibujos de alguno de nuestros asociados a los que se les puede llamar sin ambages: dibujantes o cuando menos, que saben dibujar. No me duelen prendas, al decir que todos los que de alguna forma pintamos, somos pintores, pero no todos los que pintamos somos dibujantes. Sin ir más lejos y por no señalar, yo soy un negado para el dibujo. Aun me asombra, que lo poco  que he logrado con mi pintura, lo haya logrado sin saber dibujar. Como también me asombro de lo que logran otros que, como yo, tampoco saben. ¿Y qué significado tiene ese hecho incuestionable, que por nuestras carencias nos impide la realización de algunos temas tan importantes en la pintura, como lo son la figura y aún más el retrato?, pues hecha la pregunta, me  daré yo mismo la respuesta, y es: que se puede ser pintor sin saber dibujar o por lo menos sabiendo tan poco como sabemos alguno de los que nos denominamos pintores. Y es que la pintura es algo distinto al dibujo. En la pintura la mancha de color, el trazo y la composición pueden sustituirlo y lograr efectos pictóricos atractivos para la vista. ¿Qué dibujo hay en los Pollock, en los Tapies, en los Rothko y en la infinita ralea de los que practican la abstracción en todas sus formas? Ninguno. Y sin embargo, a nadie se le puede ocurrir, sin que lo tachen de blasfemo, el decir que no son pintores.
   Por el contrario, son legión los que dominan el dibujo y que aun siendo magníficos dibujantes son incapaces de hacer un cuadro en el que dibujo, color, mancha y trazo se complementen entre si y surja lo que denominamos pintura. Todos recordamos al compañero de colegio que nos asombraba con sus dibujos; al amigo o conocido que en el mostrador de un bar, echaba mano de una servilleta y te dibujaba con más o menos gracia, todo aquello que quería representar; o al dibujante de tebeos (que ahora se le llaman comic)  que tiene éxito en lo suyo y sin embargo es incapaz de pintar. 
  ¿Pero qué se puede decir de los que en ellos se da la conjunción de saber dibujar  y pintar, como en mayor o menor grado se da, en estos treinta compañeros nuestros que hoy participan en este II Salón dedicado a esa técnica?   Pues tenemos que decir que a ellos si los podemos llamar pintores de verdad, porque hemos visto sus pinturas realizadas en las técnicas del óleo, del pastel  o la acuarela y ahora vemos sus dibujos. Pintores con oficio que disponen de todos los recursos para serlo. Pintores que pueden enfrentarse a todos los temas. Pintores en los que se da esa conjunción extraordinaria  que hicieron grandes a Rafael, a Duero, a Ingres, y a tantos otros de todas las épocas y países que han sido y son los “maestros de la pintura”, y que no lo hubieran sido sin el recurso,- no imprescindible como ya he dicho pero necesario para ser un auténtico y completo pintor-  de saber dibujar.
 Y sin embargo, como esto del Arte es un misterio en que el duende, la gracia y ese ramalazo de genialidad del que están dotados algunos artistas, influyen tanto o más que  el dominio de esos dos recursos, vemos que el poseerlos tampoco es suficiente como para poder ser considerado un  “gran pintor” .
Eso es ya otra cosa, en la que hoy no quiero entrar.”
  Con esas palabras, que son algo más de siete, finalizo aquí el sermón. A alguno de vosotros os sonará, pero me gusta que le suene a otros a los que les suena por primera vez.
  Muchas gracias y que a ustedes les suene bien esta perorata, y ¡Adelante con el jamón, la coca y el Rioja, que invitan los novios!”
  Con esta alocución finalizo el acto protocolario de inauguración, y los muchos asistentes se lanzaron al abordaje de las naves  de bandejas de jamón  y coca, que nuestras guapas e ingenuas azafatas paseaban por las tranquilas aguas de la sala, provocando con sus tentadores efluvios las papilas gustativas de los corsarios.
Carlos Bermejo
Alicante, 17 de febrero de 2012