viernes, 12 de junio de 2015

CON DARÍO DE REGOYOS, LA TERTULIA DE LOS JUEVES, ECHÓ EL CIERRE HASTA SEPTIEMBRE






















  El impresionismo en España tuvo pocos seguidores en sus comienzos. El más significativo de ellos lo fue el ribasellano DARÍO DE REGOYOS, quien comenzó su formación academica con Carlos de Haes, pintor belga afincado en España, que ostentaba la catedra del paisaje en la Escuela de San Fernando. Sin embargo viendo el incorformismo con la enseñanza oficial de su alumno,  al año de comenzar le aconsejo que se marchara a Bruselas, para estudiar con el que habia sido su  maestro, Joseph Quinau, un seguidor de la escuela de Barbizón.  Allí estuvo durante diez años, pero no con el maestro Quinaux, sino haciendo vida bohemia por toda Europa y absorbiendo la pintura impresionista que por entonces  creaba escuela en Francia. Con esas enseñanzas regresó a las España pazguata y triste, y aquí se dedicó a darle color y alegría al paisaje castellano, y a criticar, por que la amaba, a su vieja y atrasada Patria. Para ello se alió con su amigo el poeta Emile Verhaeren y publicaron el libro “La España negra”, escrito por su amigo el ilustrado por él por medio de xilografías, y dando lugar en su recorrido por la España profunda,  a una serie de lienzos, pasteles , acuarelas y dibujos en los que retraba con cierto simbolismo la tristeza, el aldeanismo de las ciudades españolas y la  nefastas influencia de la religión en las costumbres de final de siglo XIX, aun incardinadas en el medievo respecto a la Europa de la que él venía.
  Su pintura  bebió del impresionismo y del puntillismo, sin bien bajo su visión personal y analítica que le hizo ser un eterno experimentador sin estilo reconocido, pero de lo que extrajo una obra extensa y de calidad no bien reconocida, hasta mediados del siglo XX en que comenzó a ser valorado en España, tras haber triunfado en Europa.
  Murió de un cáncer en la lengua, producido por su costumbre de sostener  con la boca los pinceles  manchados  de pintura de  óxido de plomo. Al final de su corta vida tuvo que dejar la pintura que tanto amaba, y de cantar y de tocar la  guitarra  en las reuniones con sus amigos artistas y bohemios, por el veneno del plomo que por entonces se empleaba en la elaboración de la pintura al óleo y porque la lengua se le caía a trozos.
  De todo esto se ha hablado de una manera no habitual y un tanto anárquica, porque el moderador, ha estado demasiado permisivo  con la interrupciones  y apostilla de los tertulianos desmadrados por su entusiasmo por un pintor para muchos casi desconocido, y para otros que si lo conocíamos bien, y nos parecía excesivo el entusiasmo y la exageración al calificarlo de “genio de la pintura española”.
 Sin embargo, como ya lo son todas, la sesión de LA TERTULIA DE LOS JUEVES de hoy, última hasta pasado el verano, ha estado interesante e instructiva y las intervenciones han rayado a un gran nivel artistico y cultural.
  Para colmo, una de nuestras asiduas tertulianas, -la Merceditas de la Familia Ulises, que su abuelo creó para el TBO-, ha sido recientemente abuela, y nos ha invitado a cava y a bombones. Un buen fin de fiesta  que, el que se mueve y nunca sale en la foto, ha dejado constancia con el reportaje  realizado con la cámara de su móvil y con la crónica extractada de lo que aconteció.
  En septiembre, volveremos con Berthes Morisot, impresionista francesa.              
Carlos Bermejo
Comentarista de la AAA
Alicante, 11 de junio de 2015
                                                      
                                    <Berthes Morisot, retrada por Manet>