viernes, 11 de octubre de 2019

CRÓNICA DE PEDRO ORTÍZ SOBRE LA TERTULIA DE AYER JUEVES


Ayer tarde, día 10-10-2019, iniciamos el nuevo curso de tertulias de arte, donde analizamos y estudiamos a un nuevo pintor muy interesante, se trató sobre Max Liebermann, pintor judeo alemán( Berlín 1847-1935) hijo de una acaudalada familia, que a pesar de la oposición de ésta, consiguió dejar estudios varios de filosofía, derecho e incluso química, para al final conseguir lo que él amaba desde pequeño, ser artista pintor y entrando en la Escuela de B.B.A.A. de Weimar se hizo con una amplia formación artística. Posteriormente se trasladó a Francia, a la Escuela de Barbizón, donde estudió con Jean François Millet, también viajo a Holanda, donde le influyeron Rembrandt y especialmente Frans Hals.

 Al principio, fue un pintor naturalista, realizando obras de la vida campesina y obrera de Los Países Bajos y Alemania, cuadros de gran realismo y con tonalidades oscuras, entonces fue tachado, duramente por la crítica como el “pintor de la suciedad”. En 1880 recibió la influencia del pintor francés Eduard Manet y de los impresionistas, con el resultado de dotar a sus obras de una mayor luminosidad y de una técnica más atrevida y suelta. También pintó a la alta sociedad y sus costumbres, así mismo se convirtió en un excelente retratista, dominaba el dibujo y el cromatismo.

 Estuvo considerado  el líder del nuevo movimiento artístico en Alemania ( el impresionismo) y fueron tales sus avances que al final llegó a pintar como los postimpresionistas y se puede decir que fue precursor del expresionismo figurativo, sin duda alguna debido a su gran evolución, fue el artífice alemán que abrió las puertas a la modernidad, dejando atrás todas las maneras provincianas y estereotipadas de aquella época en Alemania, apegadas a una pintura más rancia y menos fresca, como era el viejo romanticismo alemán.

 En 1920 Max Lieberman fue elegido Presidente de la Academia de B.B.A.A. de Berlín, cargo que ocupó hasta 1933, cuando, forzado por los nazis, presentó su dimisión.

 En resumen, una tertulia concurrida y muy animada, con distintas intervenciones, que fue del agrado general de todos los tertulianos, un pintor poco conocido en España, pero digno de conocerlo más y mejor, que es lo que hicimos.

 Pedro Ortiz