viernes, 25 de mayo de 2018

CRONICA DE LA TERTULIA DE AYER JUEVES DÍA 24 DE MAYO



TERTULIAS DE ARTE EN LA AAA. Mª Rosa Azorín Matesanz. 24 de Mayo de 2018.         Oskar Kokoschka (Austria1886-Suiza1980) fue el invitado. Un artista que nos ha hecho vibrar con su forma especial de ver el mundo que le rodeaba y plasmarlo en sus cuadros, un mundo caótico que arrastraba al ser humano a la soledad y autodestrucción y lo demuestra en las cosas, los paisajes y las personas que pintaba. Ese torbellino de la época que le tocó vivir, está muy bien reflejado en su obra. Fue un gran retratista y un muy buen paisajista. Sin embargo, al enfrentarse a las reglas y roles de la burguesía imperante en Austria, su mezcla de colores y sus pinceladas nerviosas fueron duramente criticadas. Marchó a Alemania donde conoció a los Expresionistas, tanto del Puente como del Jinete Azul, y adoptó esta forma de pintar, muy enraizada en el simbolismo. Sin embargo su expresionismo está utilizado como defensa y como denuncia, es una crispación de dolor, un grito ante las atrocidades de la guerra,  que él mismo había experimentado, pero sabe dar a sus obras una carga de sensibilidad, de lirismo y música que raya en la genialidad. Tuvo que huir de Alemania ante la amenaza nazi que lo tildó de pintor degenerado. De Checoslovaquia también hubo de salir perseguido. Llegó a Inglaterra y más tarde Suiza. Era pintor y era poeta, y escribió teatro. Se nota la influencia del compositor Gustav Mahler, de su amigo Gustav Klimt y del psicoanalista Sigmund Freud. Viajó mucho y llegó a España donde conoció la obra de Goya. Este maestro le impresionó y podemos hacer una comparativa con las pinturas de la época negra de Goya y las de denuncia antibelicista. Pensaba que el arte no es sólo un “recibir”, sino un “dar” desde tu interior hacia fuera, desnudar los vicios más recónditos. Pintaba las cosas y las personas a través de la visión interior que ellas le comunicaban. De ahí que muchos de sus retratos no fueran aceptados. Decía que había que “ver con los ojos del alma”. Es otra dimensión de la vida: la proyección del yo interior en tu obra. Su pintura la utilizaba para ayudar a los niños, la esperanza de la humanidad. Os dejo una de sus más famosas obras: “La Novia del Viento”, también llamada “La Tempestad”, de 1914, donde aparece con su amante, Alma Mahler, viuda del compositor de Bohemia, Gustav Mahler. La próxima tertulia la dedicaremos al pintor asturiano Evaristo Valle (1873-1951)