Con el antiguo blog de la Asociación se fueron por la papelera de reciclaje una serie de textos, que pretendo ir recuperando en la medida que los vaya encontrando en mis archivos. Ya lo vengo haciendo desde el verano pasado y lo hare aún más este verano en el que las noticias de actualidad decrecen con las vacaciones y sin embargo hay más tiempo para leer.
Hoy inserto la presentación que le hice a nuestro compañero FRANCISCO GARCIA "FRAGAR" .
El texto corresponde al MIRAR UN CUADRO que le dediqué y que no está recogido en el libro que con otros comparecientes edité. Lo haré así con todos los que con posterioridad a la edición del libro pasaron por ese taller.
El texto corresponde al MIRAR UN CUADRO que le dediqué y que no está recogido en el libro que con otros comparecientes edité. Lo haré así con todos los que con posterioridad a la edición del libro pasaron por ese taller.
MIRAR UN CUADRO: FRANCISCO GARCIA “FRAGAR”
OBRA: REFLEJOS DE UNA MIRADA
Hoy
viene a este Taller como invitado alguien que siempre ha estado aquí como publico,
pero hasta ahora, nunca como protagonista en lo alto de este estrado. Era algo así
como un extra de película (en este caso de la de MIRAR UN CUADRO), con el que siempre ha
contado el director para el rodaje, pero cuyo nombre, nunca había figurado en
los créditos de la misma. Sin embargo, como siempre estaba ahí sentado, tenía
que llegar el día y ese día es hoy, en el que el director se fijara en el y lo llamara a ser
protagonista. Pero no solo por los meritos de su presencia como figurante, si
no porque como amigo conocía algo de su personalidad y como artista la valía de su obra. Es decir que
en el se daban las tres condiciones
imprescindibles para invitarle a
este Taller como protagonista.
A
Francisco, quizá lo dejaron caer a este Mundo desde una galaxia lejana, pues en
palabras de su padre, agricultor y casero de un
cortijo en el campo de Caravaca, “no sabía de dónde venía”. Sus fantasías
infantiles, desconcertaban en el humilde
ambiente rural, en el que pasó niñez y parte de su adolescencia, allá por los
años cuarenta del pasado siglo. Rodeado de animales caseros, el niño Francisco
se erigió en el “rey del gallinero”, de la cochiquera y del redil y en la
soledad de un entorno alejado del medio urbano, llenó su reino de fantasías a
las que los sonidos de la naturaleza ponían música. Brisas y vientos huracanados; el canto del
gallo; el balar de las ovejas; el canto de los pájaros; las campanas de las
iglesias caravaqueñas que se oían a lo lejos; el ladrido de sus perros; el
canto de las cigarras en los días calurosos del verano y de los grillos en el silencio de las noches cuajadas de estrellas
y galaxias, del alguna de las cuales él procedía. ¡Todos!, todos esos sonidos,
que acentúan el silencio del campo haciéndolo más profundo, se transformaban en
la mente del fantasioso e imaginativo niño Francisco, en la orquesta sinfónica
de la naturaleza que tocaba solo para él en los año felices de su infancia.
Pero
como la imaginación no tiene más límites que a los que uno pueda o quiera
llegar, al niño Francisco no le era
suficiente con escuchar los sonidos de la naturaleza. Quiso reflejarla y
guardarla para alimento de sus sueños y comenzó a dibujar y a pintar, como
buenamente pudo, naciendo así su otra pasión por y para el Arte que, junto a
la música, constituyen los dos pilares en los que se asientan sus mayores goces
espirituales.
En el
57, con quince años, sale a la luz pública el pintor adolescente. Con motivo de
las Fiestas Patronales, expone en el Casino de su pueblo y por primera vez
saborea el placer de que admiren su obra, venda y le hagan encargos.
Sin
embargo, quizá los consejos familiares o su cabeza bien amueblada, le dicen que
del Arte es muy difícil vivir y que tiene que buscarse el porvenir por otros
derroteros. Para ello, en el 60 ingresa
en el Ejército del Aire como especialista,
pero su incipiente carrera militar se frustra y dos años después, está libre de nuevo y
viene a residir en Alicante, donde su familia se había instalado.
Aquí, emprende diversos estudios, todos ellos relacionados con el Arte y
el dibujo. Estudia Dibujo Artístico y Delineante Proyectista Mecánico. Ingresa
en la Escuela Sindical de Bellas Artes, en la que tiene por maestros a Juan
Mataix, a Andrés Formes y a Francisco Die Murphi. Y allí añade
a los conocimientos que ya poseía por intuición y practica, los que les
transmiten esos maestros de la pintura y el dibujo alicantino, que suponemos no
serian muchos.
Con
veintidós años, aparece en su vida una adolescente de tan solo trece, que le
iba a romper los esquemas de vida aséptica que en lo sentimental levaba por
aquel entonces. Un día cualquiera (seguramente de primavera) una niña vecina de
casa, en la que quizá nunca se había fijado, se transforma en una muchacha en flor. Morena
de ojos negros, vivaracha y con la gracia de una pubertad radiante, de su pelo azabache se desprenden fulgores, que
a un artista sensible a la belleza como Francisco, no dejan indiferente. Pero
¡si es una niña!, se dice. Pero a esa niña, Cupido papa, le pide al vecino
pintor que la enseñe a pintar. A partir
de entonces, maestro y alumna se dan clase mutuas de amor y Arte y forma una pareja inseparable desde hace más
de cuarenta y cinco años. Y aquí siguen como
ejemplo de convivencia, en el que Loli ha sido la musa, la modelo, la amante,
la madre de sus hijos y la impulsora, con su apoyo incondicional, de todas las
aventuras que el imaginativo Francisco emprendió en esos años.
Los temas que Francisco refleja en sus cuadros son variados y fruto de
su rica personalidad: figura, retrato, paisajes, bodegones, y naturalezas
muertas, son objeto de su atención
pictórica. Pero el más autentico, el genuino Francisco lo encontramos, cuando mezcla
sabiamente: sueños, imaginación, recuerdos, sentimientos románticos, comic
galácticos, cultura histórica y mitológica,
con la música que, para él como melómano, está en todas partes, como ya
lo estaba en los sonidos de la naturaleza que escuchaba en su niñez. Es
entonces cuando surge el bebedizo
embriagador de esos cuadros inclasificables
en cuanto a temática. Cuadros que cuentan inquietantes historias, cuyo estricto significado solo él conoce, pero que
a uno le producen un vértigo cercano a
la embriaguez cuando trata de descifrarlos, y
a la vez desatan nuestra imaginación. Cuadros en los que el drama se
convierte en protagonista: el Cancerbero, perro implacable de tres cabezas, que guarda las
puertas del averno para que nadie entre ni salga; el ejército de Aníbal despeñándose
a su paso por los nevados desfiladeros de los Alpes; los cuatro jinetes de la
apocalipsis sembrando por la Tierra, la guerra, el hambre y la muerte; el
pánico desatado entre las masas, que atropellándose los unos a los otros,
corren sin saber a dónde ir ;y finalmente, la isla de los muertos a la que el
barquero Caronte nos lleva “por siempre jamás”, mientras suenan las lúgubres
notas del poema sinfónico de Ráchmaninov…
Como
no podía ser de otra forma, Francisco experimenta con diversas técnicas para la
realización de sus obras. El óleo y la acuarela, han sido la base, pero también
ha utilizado el acrílico y las ceras. Con estas últimas, ha logrado una pequeña
revolución en el acabado al transforma a
la humilde cera de utilización preferentemente infantil, en algo entre el oleo y el esmalte en las
texturas y con matices de color muy originales y de gran riqueza expresiva.
Su
paleta no es excesiva en color y tono, a tratar los temas en los que el drama
es protagonista. Para ellos utiliza una gama casi monocromática en la que
intervienen muy pocos colores: blancos, grises y marrones en toda su gama y sin más
estridencias que los contracte en el tono. Sin embargo, cuando del paisaje, la
figura y el bodegón se trata, entonces su paleta se enciende de verdes,
amarillos y rojos, pero siempre tratados
con la templanza y moderación de alguien como él, que busca la armonía en la
vida y en el Arte. En el retrato a tamaño natural, que últimamente le ha hecho
a su esposa Loli, se compendian todas esas cualidades. Un magnifico retrato
para el que ella posó en interminables jornadas, sin que él nunca le dejara ver
el proceso de elaboración, y que, al ver el resultado final, le hizo llorar como a una
Magdalena penitente.
Y cimentándolo todo, el dibujo es
la base sobre la que se asienta todo el entramado de su expresión pictórica. Lo
domina como el que más, y le es fundamental para sus descripciones narrativas con
reminiscencias de comic, que como ya dije es lo que más me gusta de su
obra.
La
lucha por la vida, trunco durante algún tiempo, la carrera artística que
Francisco inició a los 15 años. La dejo
parcialmente aparcada a los veintitantos
y la retomó con fuerza, cuando dijo
adiós a su vida laboral como empresario- técnico de la gama blanca de los
electrodomésticos. Fue entonces, hace tan solo unos pocos años, cuando volvió a
lo suyo y para eso se hizo socio nuestro y de nuevo volvió a exponer de forma
individual con una exposición en San Vicente, que yo le presenté y en
innumerables colectivas organizadas por nuestra Asociación.
En
el transcurso de su larga vida artística, Francisco ha lo grado inscribir su nombre, en varios Concursos y Certámenes,
con premios y selecciones. El último, el 1º Premio de Concurso del Colegio de Enfermería de
Alicante, que por estar más reciente todos conocemos.
Francisco es un autentico sibarita de las
exquisiteces de la vida y un ordenancista en todo. Alguna vez he entrado en el
santa sanctórum de su refugio secreto en
el sótano de su casa. Se trata de un salón de unos veinte metros cuadrados,
donde reina (como en toda la casa) el orden y la pulcritud.Libros, discos de
vinilo, diapositivas, cintas de video, CD, DVD, se alinean n en los estantes en perfecta formación
militar y numerada Una inmensa pantalla de casi cinco metros cuadrados ocupa
todo el frontal de una de las cuatro paredes, flanqueada por enormes bafles, algunos de
ellos tras la pantalla. Proyectores de cine y diapositivas, equipos de reproducción
y grabación, amplificadores de sonido y un sinfín de artilugios electrónicos, son
gobernados desde una Caja de Pandora de la que no surge ningún mal, si no el
bien de tener a mano y ordenados, todos los mandos con lo que Francisco dirige
sus orquesta musicales y visuales.
Y en
un rincón de ese salón, que no tiene ángulo oscuro ni duerme olvidado por su
dueño, como Bécquer decía del arpa en su célebre rima, hay un moderno piano
inmaculado de polvo, (como todo en la esterilizada casa de Francisco), al que
su dueño está empeñado en sacarle todas las notas que en el duermen. Y es que
nuestro protagonista de hoy, intenta y seguramente conseguirá, realizar el
sueño de su vida: el de ser interprete musical
de los sonidos, que ahora y siempre han estado ahí para él, como fondo
musical de la película de sus más queridos sueños y fantasías. Fantasías que
Francisco, sibarita en todo, lleva al límite de su exquisitez, cuando en otro
“rincón secreto” aledaño a ese salón, tiene imaginativamente montada, una
segunda habitación de matrimonio, a la que los fines de semana se muda con
Loli, para un viaje de corto recorrido pero largo alcance, para romper la rutina de los mismos
escenarios y las mismas prácticas. ¡Chapeau!.
No
es fácil clasificar como persona a mi amigo Francisco. La discreción, la moderación
gesticular y de expresión verbal con la que se desenvuelve en sus relaciones
con los demás, le hace un tanto hermético. Sin embargo, eso de por sí, ya es un
retrato de su personalidad bondadosa y respetuosa. Mide las palabras con la
precisión del técnico acostumbrado a ordenar tornillos para que ni le falten ni
le sobren al montar el artilugio. Eso le recta espontaneidad, pero le añade
precisión y elegancia en el trato, no exenta de comedida simpatía. Francisco no
es de los que nos desmelenamos por nimio
que sea el impulso pasional. El se apasiona en silencio, por la Pintura y por la Música, e ignoramos y desde luego él
no nos lo va a decir, si se apasiona o reina
el silencio, en la insonorizada habitación de sus viajes de fin de semana.
Muchas
gracias.
Carlos Bermejo
Alicante, 25 de Febrero de 2010