"CENTRO DE ARTE DE LA AAA

"CENTRO DE ARTE DE LA AAA
Sede de la Asociación de Artistas Alicantinos

sábado, 23 de septiembre de 2017

JESÚS LOZANO SAORIN, MAESTRO DEL REALISMO, LE CANTA LA VERDADES DEL ARTE ACTUAL HASTA AL BARQUERO. EN UN EXHAUSTIVO, INTERESANTE Y LARGO ESCRITO QUE LEVANTARÁ POLÉMICAS VARIAS, Y SI NO, AL TIEMPO.


                               -ESCUDRIÑANDO MI VERDAD-
Hoy me ha dado por meditar ¡qué le vamos a hacer!, no es que esté melancólico, sino un tanto hastiado de tanta manipulación en el Arte. Pues pareciera que el pensamiento se diluya. Motivo por el cual, hoy cojo la “pluma” y no el pincel como es habitual en mí.
Al igual que otros amantes y practicantes de Arte, pienso que nuestra labor también debe ser crítica, formativa, informativa y orientativa. Y esta ha de hacerse con fidelidad, con seriedad, con rigor y con profundidad. Para ello y con el respeto debido a las individualidades de cada uno, trataré de clarificar posturas que, a corto o medio plazo, beneficien al Arte y a sus hacedores. De esta manera no solamente pretendo contribuir a la defensa de lo que entiendo como los intereses legítimos de los artistas, sino también a su unión, potenciación, desarrollo y engrandecimiento.
 Llevo algún tiempo en que cada día, casi cada hora, me sumerjo en un mar de dudas que van y vienen de forma insistente a mi mente, pues me pregunto ¿Qué es Arte? ¿Qué estoy aportando a éste? ¿Estoy en el buen camino? ¿A alguien le importa, aparte de la familia y amigos? ¿Qué ha podido pasar para que desde hace algún tiempo las artes les interesan cada vez a menos personas? ¿Estamos haciendo algo mal, o es que cada día cuentan menos esos valores que nos han diferenciado de los animales? ¿Acaso nos estamos convirtiendo en meras marionetas del poder, sin capacidad de pensar, de discernir? De verdad que no lo sé, pero tan solo de pensar en ello me da miedo, y ya no por mí, que también, sino por nuestros descendientes. ¿Es la esperanza y el miedo, dos caras de la misma moneda que me impiden vivir el presente en libertad?, o ¿Será la falta de valores, de diversa índole lo que está afectando peligrosamente nuestra existencia?
Qué pasa con la cultura para que la desorientación sea tan grande. Pareciera que no hay ni un presente ni un horizonte claro, ni tan siquiera sé si tendría que haberlo. Por lo que observo, podría deberse a que todas las actividades son tratadas como Arte Mayor. Es un revoluto nada asumible, ni razonable, por lo que estoy perplejo y lleno de dudas, ¡es desazonador!  Creo que falta un análisis severo y razonable. Motivo por el cual me he propuesto narrar en estos folios parte de lo que conozco.
Como es sabido, la pintura y la escultura son de todas las disciplinas artísticas, las más manipuladas, ya que en ellas interfieren críticos, galeristas, marchantes, curadores, profesores, algunos poderes públicos y muchos de los que pintan. Por supuesto cada uno de ellos tiene unos intereses, que más veces de lo que sería deseable, no suelen ser lo más loable para estas disciplinas, por lo que, entiendo que entre todos están consiguiendo que mientras en las demás artes, lo malo no perdura en el tiempo, en la pintura y la escultura sí, ¡pues la han sumido en un caos! Pues así lo han querido y quieren, los antes nombrados, que con su forma de proceder alientan, promueven y perpetúan lo abominable, artísticamente hablando. La prueba de ello pueden verla ustedes en algunos Museos, Fundaciones, Plazas Públicas, Ayuntamientos y Diputaciones.
El Arte fue considerado desde la época griega, como la capacidad, habilidad y técnica necesaria para hacer algo bien, ya sea con fines estéticos o expresivos. Siendo consideradas como tal, principalmente, la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la música y la danza. Pero también es usada para referirse a otras disciplinas y actividades que requieran ciertas técnicas. No obstante, tan solo voy a referirme a “La manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”, y más concretamente a las denominadas como “Arte Mayor”, o “Artes Superiores”. Siendo designadas desde la antigüedad como tales, aquellas que impresionaban a los sentidos más elevados, como son el oído y la vista.
Una vez concretado el significado de Arte, intentaré razonar, a mi forma de entender, qué ha podido pasar para que el arte de la pintura o la escultura, de la impresión que, les importe cada vez a menos personas. Pues es público y notorio que hoy en día están desapareciendo las galerías de arte, y el interés de adquisición de éstas ha descendido cuantitativa y cualitativamente. A mi modo de ver, son varios los factores que han colaborado a ello, pero me centraré en cuatro de ellos, y son: la educación, la confusión, la difusión, y ¡cómo no!, el vil metal. 
Pues bien, pienso que no sería mucho pedir que, al terminar la Educación Segundaria Obligatoria (ESO), todos los alumnos, tuviesen los conocimientos pictóricos y escultóricos equivalentes a los que obtienen, por ejemplo, en literatura. Y si nos referimos a la titulación universitaria en Bellas Artes, qué menos que al terminar supiesen además de historia del arte, dibujar, pintar y esculpir correctamente. Pues ahora tan solo saben hacerlo los que se interesan en ello, y, por si fuera poco, éstos son vistos por muchos de los profesores y compañeros como unos “apestados”. Posiblemente deben de pensar, ciertos profesores, que ellos están para hacer de los alumnos, artistas. ¿Se imaginan ustedes que un titulado en música, por un conservatorio, no supiese solfeo? ¿No, verdad? Pues eso... ¿Cómo puede ser que algunos no sepan dibujar, pintar y esculpir correctamente? ¡De ahí que, cualquiera que manche algún papel o lienzo, o retuerza un trozo de metal, se considere un artista, o sea considerado por ciertas personas como tal, haya pasado o no por la universidad! Casi todos hoy en día sabemos leer y escribir, y no por ello nos consideramos escritores. Además, creo que pintar o esculpir de forma excelente no significa que seas un artista.
Para abundar en el tema, les comentaré solo dos casos vividos por mí, aunque podría contarles muchos más. En el mes de octubre del año 1993 estuve viendo en la Sala Itinerante de Exposiciones, del famoso (M.O.M.A.) de Nueva York, la muestra que en esos momentos se exhibía, se trataba de unas cuarenta o cincuenta “obras”: Todos los lienzos eran iguales, con una imprimación de color blanco, y nada más.  El otro que voy a comentar es la atrocidad que vi en los primeros meses del año 2011, aquí en España, en una de las Salas de Exposiciones de un Museo de Bellas Artes, en la misma estancia donde estaban colgadas obras de grandes artistas de siglos pasados, se colocó un plinto, y encima de éste una urna de cristal o metacrilato con una cabeza de cerdo en su interior, allí estuvo hasta su descomposición. ¿Esto es Arte?
Pues si a lo descrito le añadimos que, si se te ocurre hacer algún comentario sincero al respecto, y te oye el autor o alguno de los listos de turno, enseguida eres tachado de ignorante, seas quien seas, porque también me ha ocurrido a mí, que pese a no ser licenciado ¡algo sé!, pues a lo largo de los años me he interesado por aprender.  Pienso que muchos de estos falsos artistas, o los que yo llamo “Listos”, son en verdad unos embaucadores, ellos son los que no entienden; o si lo entienden, peor aún. Deberían tener en cuenta al respecto, lo que dijo D. Jacinto Benavente y Martínez “El artista que sólo pretende ser entendido por los inteligentes corre el peligro de no ser tan admirado por éstos como por los que quieren parecer inteligentes con admirarlo”.
Una vez “puesto en verea”, voy a continuar analizando varios aspectos sobre el Arte Pictórico y Escultórico, que a mi entender están dañando desde hace mucho tiempo estos procedimientos artísticos, y como quiera que no se desinfla, como cualquier otra burbuja especulativa, me veo “obligado” a hablar de ellos.
Empezaré describiéndoles algo que les hará reflexionar: Son varias las ocasiones en las que me he preguntado, cómo es posible que en el Museo de Bellas Artes Gavina, en la capital de la provincia de Alicante, se exponga, se aliente y se tenga la obra de cierto pintor, como el más destacado de los pintores de la provincia. Para mí y para muchos, ese puesto lo deberían ocupar, por ejemplo, D. Joaquín Agrasot y Juan (Orihuela 1836 – Valencia 1919), o D. Emilio Sala Francés (Alcoy 1850 – Madrid 1910), ambos con obra en el Museo de El Prado. Pues bien, en privado muchos así lo reconocen, incluyendo a algunos pintores, historiadores y críticos de arte, pero amigo, otra cosa es decirlo abiertamente, pareciera que tienen miedo a su propia verdad.
 No obstante, esto no solo ocurre con ciertos pintores, sino también con escritores, si no como se puede entender que cierto escritor, sea encumbrado y considerado lo que es…, en la provincia de Alicante, y sin embargo “Azorín”, D. José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, (Monóvar 1873 - Madrid 1967), no lo sea, aunque su reconocimiento internacional sea machismo mayor.
Pues bien, creo que es evidente que hay otros intereses que hacen prestigiar a unos por encima de otros, una vara de medir que no incluye, ni parece interesar, lo que cada uno de ellos hayan aportado y engrandecido a la cultura.
Creo que viene a colación, apuntar algo con respecto a la crítica. La crítica, se podría definir como: “El análisis pormenorizado de algo y su valoración según los criterios propios de la materia que se trate”. También, podríamos decir que es: “El conjunto de opiniones o juicios que responden tras la comprensión y análisis del asunto”, y que pueden resultar positivos o negativos. Por lo que entiendo que, para emitir juicio de valor en la materia que sea, es preciso tener en cuenta lo descrito, y además ser objetivo e imparcial.
Pues, por mi experiencia, he de decir que no ocurre así en muchas ocasiones. Algunas de las veces, el juicio está siendo ejercido por, (siendo benévolo) malaconsejados del arte, algunos de ellos pintores o poetas malogrados, “críticos”, etc. Al respecto voy a describir un caso, de los muchísimos que podría narrar. Cierto día fui a ver una exposición, compuestas por obras de esas que llaman semi-abstractas, y a las que yo denomino como, quiero y no puedo. De no haberla visto y solo haber leído la presentación, páginas y páginas que para el catálogo redactó D. Juan Manuel Bonet Planes (Escritor, Crítico de Arte y Ex director del Museo Reina Sofía), hubiese pensado que las obras bien podrían haber sido pintadas por el mismísimo Velázquez.
Pues sí, cuando las cosas se hacen mal, ocurre lo que ocurre, y es que buena parte de los que pintan hoy día, piensan que tienen aptitudes, cuando no tienen ni oficio, (les convendría por lo menos, ojear el libro “La historia del Arte”, escrito por D. Ernst Gombrich, pues les ayudaría a tener algo de conocimiento de la historia del Arte. Porque está claro que no saben de sus carencias, ni nadie con criterio les ha emitido un razonamiento verdadero. Por ello se creen que son unos iluminados, y se agrupan, hablan y escriben acerca de lo que ni saben, ni son capaces de hacer.
 Igualmente hacen los que sí saben que son unos negados, artísticamente hablando. Pero a estos no les importa, porque son muy listos y saben muy bien que, “si se niega la evidencia con suficiente constancia se terminará sembrando la duda, y ante ésta, la manipulación es coser y cantar”. Para ello se inventarán mil patrañas con tal de hacer creer que el arte de la pintura o la escultura, es como una ciencia, que necesita ser entendida y comprendida; del mismo modo que si se tratase de física, química o matemáticas.
Aún hay más, estos sabelotodo, no se cortan y se autodefinen como creadores y vanguardistas, y de una u otra forma van consiguiendo, ya sea con la pluma o con la palabra, lo que son incapaces de crear con un lápiz, un pincel, o un escoplo, etc., ya que carecen de valía artística.
Al respecto voy a hacer un inciso y contar una anécdota que me ocurrió en Alcoy el año 2004, con motivo de una exposición individual e itinerante que la Diputación de Alicante me había organizado.
Estando una tarde en la sala de exposiciones, entró una persona que con cierto detenimiento estaba viendo la muestra, al cabo de un rato me acerque a él y tras identificarme, me contestó que él era un artista plástico. Entonces le dije, mucho mejor, pues hay detalles que a los que no saben pintar se les escapa. Acto seguido, le pregunté qué le parecían mis obras, y su respuesta fue, “está bien, aunque esto son copias, yo soy un creador”. Por su contestación me confirmó que estaba ante uno de tantos iluminados, por lo que para no entrar al “trapo”, no le pregunté de quién creía me había copiado, solo le dije: “emulándolo estará usted más cerca de Dios”, y me marché antes de que pudiera responderme.
Presumiblemente, esta persona sería uno de tantos narcisistas que se creen artistas, porque hacen un video, una instalación, una preforma, o manchan algún lienzo, y luego lo adorna con una jerga rebuscada, que pretende ser filosófica, para definir su cosa.
Como esta anécdota, tengo muchas, al igual que muchos de los pintores y escultores realistas. Lo sé, porque me han contado varias de ellas. Una de las más corrientes es cuando dicen respecto al realismo, “eso lo hacía yo antes, ahora he evolucionado”. No entienden, ni tan siquiera, la diferencia entre evolución y cambio. Les contaré otra anécdota que me ocurrió hace unos años. Cierto día en el que acompañaba en su inauguración a un pintor, éste me presentó a un conocido suyo, y al oír mi nombre soltó “¡ah, con que tú eres Saorin!, ¡pues eso que tú haces lo hacía yo cuando tenía diecinueve años!” Posteriormente tuve conocimiento de que este pintor, había reunido un conjunto de obras, que decía que había cambiado cuando estuvo en Paris, con otros artistas. Éstas fueron expuestas en varios sitios, a “bombo y platillo”; sin embargo, como no se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo, cuando las exhibió en una sala de exposiciones en Palma de Mallorca, (según me contaron) un Juzgado, ordenó la destrucción de las mismas y ...
Pienso que el problema reside en que no hay respeto, no miden sus palabras, su “lengua” va por delante del intelecto. Por eso hoy día, cualquier mequetrefe, artísticamente hablando, se apropia el derecho de “escupir” sobre la pintura realista. Ignoran que el trapo con que limpian o han limpiado sus pinceles muchos de los pintores realistas, a través de la historia, contiene más arte que toda la bazofia, que muchos hoy día denominan como arte.
Al respecto voy a comentar lo que en cierta ocasión manifestó la crítica de arte mejicana, Dª. Avelina Lésper, sobre los “artistas V.I.P.”, “apuestan por lo conceptual, y su existencia en el slogan. Están convencidos que lo importante de una obra es la idea, no la realización de ésta. Contrariamente a lo que debería ser, pues en el Arte una idea debería concluir en una evidencia que demuestre la validez de esa idea. El artista en el proceso tiene muchas ideas, que elimina, evoluciona, corrige y están dirigidas a la misma obra. No quieren entender que no están haciendo nada innovador ni digno, solo están repitiendo un chiste malo, un adefesio, sin gusto, sin rigor, y sin respeto por nada ni por nadie”. Entiendo que tendrían que ser más humildes y más críticos con lo que hacen, al igual que muchos de los grandes artistas de la historia, como por ejemplo (según cuentan) acerca de D. Jean-Auguste-Dominique Ingres, poco antes de morir, teniendo ochenta y seis años, se disponía a copiar un detalle de una obra de D. Giotto di Bondone. Alguien preguntó por qué lo hacía, e Ingres contestó: “para aprender”.
  Pero lo que nadie les puede negar es que son unos formidables vendedores de humo, pues llevan más de cien años así. Son capaces de ganar de una u otra forma las voluntades de los Poderes Oficiales, y de esta forma, manipulan cuanto quieren. Dicho de otro modo, se arrogan la capacidad de hacer creer a la sociedad que es innovador y bueno, lo que verdaderamente no lo es.
En definitiva, estas malas prácticas han convertido la crítica artística, (las haga quien las haga), unas veces en algo poético y adulador cuando se refieren a sus acólitos, y cuando no, en algo ruin e injurioso.
Ante lo expuesto, ustedes se preguntarán, si esto es realmente verdad, tal y como parece por lo antes relatado, por qué casi nadie dice nada. Pues muy fácil, ya que estos innombrables son muchos y créanme, están en todas partes. ¿Acaso no creen ustedes que la falta de preparación no puede inducir a una idea errónea? Pienso que el trabajo, el esfuerzo, el ahondar más en el conocimiento, la sensibilidad y el sentido común, es lo que consagra una meta de éxito en cualquier disciplina, causa final de un trabajo exitoso.
Por cuanto antecede, es lógico que la gente esté confundida, y cuando se encuentra ante tales tomaduras de pelo, únicamente se atrevan a decir que no lo entienden, que no la comprenden, les han auto-convencido que son unos ignorantes espectadores.
Acepto todas las ideas, pero no transijo con los que faltan a la verdad, entendiendo que la verdad es la suma de todas nuestras verdades. Es evidente que alguna vez todos nosotros nos habremos emocionado al escuchar una melodía cantada en inglés, sin conocer ese idioma, o nos hemos maravillado con un soneto sin ser poetas, o nos hemos deleitado con una música sinfónica sin saber solfeo. En contraposición a esto, si usted se encontrase ante alguien que intentase convencerle, tras degustar un buen filete de pollo y un buen chuletón de Ávila, de que, el filete de pollo es la panacea del deleite gustativo y que el chuletón de Ávila era poco menos que una carne totalmente insulsa, y para convencerle desplegase una batería de argumentos tanto gastronómicos como médicos, ¿estaría usted dispuesto a creerlo? Seguro que no. ¿Entonces, por qué muchos de ustedes están dispuestos cuando hablamos de Arte, a anular sus propias ideas argumentando que no entiende sobre esta cuestión? Convendrán entonces que el Arte no ha sido realizado exclusivamente para entendidos, sino para todos, para que lo sintamos, y en su caso, lo admiremos, para que nos deleitemos. No se compliquen, las Bellas Artes han de ser, sobre todo, un bello espectáculo para los sentidos, y si además son innovadoras, narradoras y con personalidad, mejor aún.
En cuanto a la difusión, el considerado cuarto poder, el de la prensa, he de decir que, de igual forma que los marchantes o comerciantes, los críticos y los curadores, (aunque algunos sean honestos y consecuentes) todos ellos se mueven por una serie de intereses, y no solo monetarios. Por ejemplo, ¿cómo si no, podríamos entender que en la mayoría, por no decir en todos los museos mal llamados de Arte Contemporáneo o Arte Moderno, en España, han excluido lo figurativo? Digo mal llamados, porque el Arte Contemporáneo o Moderno, no define nada, el arte puede ser realista, hiperrealista, naif, abstracto, cubista, fauvista, etc., pero no hay ningún estilo que sea Contemporáneo o Moderno. Tendría algún sentido el nombre de Contemporáneo, si aglutinaran las obras de todas las tendencias, y que sus autores estuviesen vivos, pero Moderno, ¿qué quiere decir? Estarán conmigo en que hoy puede ser considerado moderno, lo que mañana no. Sin embargo, esto no parece importar, y éstos son promocionados y ensalzados por los que los han creado, los Poderes Públicos.
Ante tales hechos ¿dónde está ese cuarto poder? ¿Dónde están esos profesionales? A algunos periodistas se les llena la boca proclamando que desean una prensa independiente, y luego se dejan llevar por una serie de intereses de diversa índole, olvidándose de lo que, pienso, debería ser su principal premisa: acercar a la sociedad las noticias de toda idiosincrasia, también opinando, pero de forma ecuánime, es decir, sin dejarse llevar por la pasión, de la naturaleza que sea, con precisión, claridad y objetividad.
Por consiguiente, creo que los medios de comunicación que añoramos los ciudadanos, deberían ser ejecutados por profesionales en cada una de las ramas del saber, y no solo en alguna como ocurre ahora. Es decir, anhelo al igual que muchas otras personas, una prensa cualificada que ponga en valor las Bellas Artes, como antaño. Supongo que alguna vez habrán oído el siguiente refrán: “Se cosecha lo que se siembra”; es decir, el resultado de cualquier tarea depende, casi únicamente, de nuestro esfuerzo: Si siembras trabajo, recogerás éxitos. Si siembras amor, recogerás felicidad. Si siembras vientos, recogerás tempestades.
En definitiva, si quieres que algo ocurra, predisponlo todo para que suceda. ¿Que están sembrando ahora inclinándose políticamente a un lado u otro, o hablando o escribiendo, cada día y a cada hora, en todos los medios de comunicación, de fútbol? Pues eso, recogeremos odio entre los partidarios de unos y otros partidos políticos, y futboleros. (Tanto es así, que de no ser por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, probablemente se matarían los unos con los otros). ¿Se imaginan que hablasen y escribieran de las Bellas Artes, tanto como de fútbol? ¿Qué es lo que trasciende de forma prominente en el tiempo, los deportes o las Bellas Artes? ¿Podrían decirme qué deportes se practicaban entre mediados del año mil quinientos a mediados del año mil seiscientos? Por poner un periodo de tiempo, ¿no, verdad? Sin embargo, sí sabemos casi todos, que entre estos años desarrollaron sus obras D. Miguel de Cervantes y D. Diego Velázquez.
No quisiera dejar de hacerme eco en este escrito del mercado del arte, porque amigos, los artistas no solo trabajan por amor al Arte. Aunque no voy a entrar a fondo en esta cuestión, sí que daré unas “pinceladas”. Hace unos 30 años aproximadamente, los galeristas de arte se quedaban de las obras que vendían un 25%, y el Estado un 6%, poco más o menos. Hoy en día, se quedan las galerías alrededor de un 50 o un 70% y un 21% el Estado, en concepto de IVA. Además, el autor una vez que es aceptado por estas galerías, (cosa que no es fácil, en muchas de ellas) está condicionado a que haga una obra complaciente, preferentemente de formato pequeño (porque es más fácil de vender), y presentarlas bien enmarcadas. Y por supuesto es condición “sine qua non” que pague el transporte de las obras, el catálogo, un artículo redactado por un crítico (al que también tiene que pagar), así como la publicación de éste, en un periódico de tirada nacional. Si tiene un representante o marchante también, y por supuesto su desplazamiento, cuando menos, el día de la inauguración. Aún hay más pagos, el alquiler o compra del estudio o taller, luz, agua, materiales, etc., como comprenderán, además, como cualquier profesional tiene que hacer sus declaraciones y demás gestiones administrativas.
 Pero bueno, no quiero abrumar a nadie, únicamente que se den cuenta por cuanto he descrito, que veo comprensible la progresiva desaparición de las Galerías de Arte. Que a los críticos casi no se les contrate, tampoco a los curadores, que los marchantes casi estén en el olvido, y que no se publique ningún artículo, previo pago. Es decir, que se vayan eliminando los costes que cada uno crea oportunos. Pues bien, por si a todo cuanto antecede, se nos figurase poco, se le une la crisis económica, y sobre todo, la que es más grave, la de los valores: ¡vamos el caos!
Bueno, continuaré poniendo algunos puntos sobres las íes. Ahora me haré eco de lo que está ocurriendo con algunos de los compañeros que aun exponen; también con los certámenes de pintura y escultura.
Siempre he creído que el Arte emerge de un misterio escondido en lo más profundo del ser humano, y se genera a través del pensamiento. Sin embargo, hay gente que, a pesar de ser inteligente e interesarse en él, nunca llegan a hacer Arte. Eso es así, porque saber de arte es una cosa, pero hacer arte es otra muy distinta, a la que muy pocos llegan. Pienso que pintar o esculpir correctamente es una cosa, pero eso no significa que seas un artista; al igual que no lo es, en cual otra actividad artística.
Con muchísima frecuencia veo exposiciones de pintura y escultura, en la que sus hacedores son unos negados. No obstante, distintas entidades les facilitan y promocionan para que expongan, muchas veces en detrimento de otros, y siempre en perjuicio de estas disciplinas, pues con su forma de proceder están vulgarizando el Arte. Al respecto yo me pregunto ¿por qué lo hacen? No ven que están creándoles unas perspectivas falsas, que están contribuyendo a que se peguen el batacazo. Por qué no les indican de la forma menos hiriente, que saber, (si es que saben) dibujar, esculpir o mezclar algunos colores, etc., no es motivo suficiente para que se consideren pintores o escultores, y mucho menos artistas, ¡como se creen muchos de ellos! Todos sabemos, unos más y otros menos, leer y escribir, y no por ello pretendemos que se nos publique nada. De verdad que no lo entiendo.
Luego tenemos los concursos de Bellas Artes, que en España surgen con notable espontaneidad. Sobre todo, están los certámenes de pintura rápida o también llamados concursos de pintura al aire libre, (casi en todas las poblaciones hay uno al año). Concursos éstos, que más que potenciar el desarrollo del arte, lo están convirtiendo en algo poco serio e intranscendente, permítanme el símil, en una “charlotada”; sin paralelismo en ninguna de las otras artes. Al menos, yo no tengo conocimiento que ninguna Entidad u Organismo Público, por ejemplo, haya convocado a premio, cierto día y entre ciertas horas, a los escritores o músicos, para que escriban una novela o compongan una sinfonía.
Mediante este razonamiento, cuantos anteceden y precederán, anhelo poner en el lugar donde creo que le corresponde al Arte. Que sirvan para hacer reflexionar, pues he procurado hacerlos lo más veraces y constructivos, que he sabido.
Dicho esto, ¡Sé que hay que ser tolerantes, pero no bobos! Hay que convivir con todo, porque coral y heterogénea es la realidad. Pero eso sí, si hay que disentir, hagámoslo con criterio, con firmeza, y siempre respetando a los demás.
Yo soy de los convencidos que la verdad en el Arte, la encontraremos cuando llevemos a la práctica lo expresado por D. Leonardo da Vinci “Una habitación reducida recoge el espíritu del artista”. O como indicó D. Cennino Cennini “Tendrás tu taller donde ninguna persona te moleste, y que tenga una sola ventana. Cerca de esta ventana colocarás tu pupitre como para escribir”. De esta forma, encerrados en nuestro estudio, con nuestros cuadros, con nuestros pinceles, es como creo firmemente, profundamente, que la pintura ha de realizarse en el recogimiento del estudio. Pintando de esta manera, podremos expresar nuestro pensamiento, que quedará reflejado en la obra en la que hemos puesto toda nuestra alma, todo nuestro saber, toda nuestra emoción, toda nuestra sinceridad.
No obstante, ni que decir tiene que fuera del estudio se han realizado magnificas obras, como pueden ser la de D. Carlos de Haes o la de D. Joaquín Sorolla, entre otros muchos. Asimismo, se ha de tener en cuenta que todo artista que se precie, ha tenido que pintar del natural, y en el exterior, para aprender a dibujar y a captar su abanico cromático de colores.
Por todo cuanto he indicado anteriormente, creo y proclamo que el artista debe ser libre para expresarse, y hacerlo donde se halle su yo más interior. 
Volviendo a los certámenes de pintura rápida, o al aire libre. Pareciera que en éstos se anduviese a lomos de la prisa, cuando la prisa la construimos nosotros, casi siempre para nada. La prisa no es signo de belleza, ni de entidad, sino de desinterés, de precipitación. No hay desolación más profunda que cuando nos desinteresamos por algo, sin respetar los tiempos y su armonía, los cuales conducen a la plenitud. Al correr rompemos la cadencia precisa, el ritmo de la exactitud. Por ello os invito a reflexionar, y si así lo creéis, como yo lo hago, no consintáis que el Arte se convierta en un espectáculo callejero, en una Actuación Pública, colectiva.
Los organizadores de éstos, probablemente, pretendan se haga Arte; y si, es encomiable, que diversos estamentos o entidades públicas se interesen por el Arte, pero sería plausible que lo hiciesen con conocimiento de causa. La voluntad no basta, hay que conocer y entender, para hacer las cosas bien. Pues no se puede respetar lo que no se conoce. Por ello, cuantos participáis en estos certámenes, tan solo y en el mejor de los casos demostráis que tenéis “oficio”; pero el resultado de vuestra actuación, si de Arte hablamos, es insulsa. Pienso, y yo así lo hago, que no debemos colaborar en este pseudo arte, sin identidad, sin fondo ni forma, ni nada.
Sé que el Arte es plural, no excluyente, pero por encima de todo, como ya he mencionado, es meditación y recogimiento, es sinceridad y es verdad. Y verdad es, cuando nos muestra los tejidos internos del alma. Recuerden al respecto la bella  frase del escritor, D. Jean Paúl Friedrich RichterLos espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma”. 
Tengamos siempre en cuenta la suerte del artista que lo es, por convicción. Éstos son los únicos capaces de convertir su Arte en la máxima expresión del ser humano, y lo logran siempre que se expresen de la única manera que es de verdad: desde dentro hacia fuera, plasmando las raíces. Tengamos presente que, si se logra pintar lo que has vivido, combinándolo con el presente, entonces el resultado es único, pues habremos captado el presente de la memoria.
Por lo tanto, no claudiquemos, hagamos un Arte sin dueño, sin que nadie nos mande, sin temor a ofender a nadie, diciendo con nuestro Arte lo que pensamos. Hemos de tener siempre en cuenta que el equilibrio lo encontraremos cuando premien o adquieran lo que hacemos, y no cuando hagamos lo que se premia o adquiere.
También deseo manifestar mi opinión respecto a la cuantía económica que llevan aparejada los premios de pintura y escultura. Así como sus condicionantes.
En España, en casi la totalidad de los certámenes es condición “sin quo non”, varios aspectos, recogidos en las bases y que relato a continuación: Que las obras no estén firmadas en el anverso. Que éstas no hayan sido premiadas en otros certámenes, (a veces incluso que no hayan sido seleccionadas) y en algunos casos, los menos, que hayan sido realizadas en el mismo año. El autor por el mero hecho de presentarse acepta todos los condicionantes de las bases. De ser distinguida su obra con algún premio, no solo se quedan con ella, también renuncia a los derechos de autor, incluso en algunos certámenes está obligado a firmar reproducciones de la obra. Y por supuesto, en el caso de ser seleccionada, no se hacen responsables de los deterioros o pérdida de la misma, incluso durante el tiempo que la tienen en depósito. Además, la cuantía económica que asignan a cada uno de los premios, es en la mayoría de los casos miserable. Tanto es así, que no permiten en el 99% de los casos, renunciar a la cuantía económica asignada al premio, por poder conservar la propiedad de la obra. De esta forma, seleccionan lo que mejor les conviene, o los que les gusta, haciéndose acopio de obras, a precio de saldo. Es decir, se aprovechan de que los autores necesitan para su currículo, de que en éstos consten estos mal llamados “premios”. Vamos, repugnante; pero como dice el refrán, “esto son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas”.
De ahí que, ante bases tan leoninas, en los certámenes de pintura y escultura, no se presenten los reconocidos, artísticamente hablando. Tal y como ocurre en otras disciplinas artísticas.
Les narraré una más de mis anécdotas, ya que viene a colación: Corría el año 1999, cuando me presenté con la pintura a la acuarela (“Ginés se marchó”, de 175 X 135 cm.), al LXVI Salón de Otoño. Certamen organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, celebrado en el Centro Cultural Casa de Vacas, sito en el Parque del Buen Retiro de Madrid. Sorprendentemente para mí, cierto día, antes de la inauguración, recibo una llamada telefónica, de unos de los componentes del Jurado, en la que me dice: “estamos fallando los premios del Certamen, y te íbamos a conceder el premio “Fundación Amigos de Madrid”, pero hemos leído la declaración jurada que has adjuntado a la cédula de inscripción, en la que renuncias a la cuantía económica del premio por conservar la propiedad de la obra. Como sabrás, no es posible que te concedamos el premio, si no accedes a dejar la misma”. Al contestarle que en la anterior convocatoria, la del año 1998, ya me habían dado ese premio, y que no estaba dispuesto a desprenderme de otra de mis pinturas, debieron de quedar perplejos, no asimilaban mi negativa. Por lo que intentaron que aceptase, diciéndome ¿de verdad que no lo quieres? mira que el premio está dotado con un millón de pesetas, lo que ahora son 6.000 €. 
Como dije en los primeros párrafos y en los sucesivos he intentado clarificar, el arte de la pintura y la escultura es el más ingrato y manipulado de todas la Artes Mayores. Es pisoteado hasta por algunos de sus hacedores. Pero lo más ingrato es que, por muy bueno que llegues a ser, tienes que tener mucha suerte para que se te reconozca en vida; quizás sea, porque según dicen "La muerte abre la puerta de la fama y cierra la de la envidia"
También he de decir, que no crean ustedes que a los artistas realistas, ya reconocidos les sobra el dinero, que no, pues salvo poquísimas excepciones, (que pueden ser en España no más de diez o quince) anualmente tienen menos ingresos que, por ejemplo, el cocinero de un restaurante con cierto prestigio, o que un jugador de fútbol de segunda B, etc. Vamos que apenas pueden vivir de su arte, por lo que tienen que valerse de otros ingresos, como puede ser el impartir clases, hacer cursillos, conferencias, demostraciones, etc.
Para ir concluyendo les diré que, si en cuanto antecede y precede en este escrito, me he valido, quizás, de demasiadas frases de personajes insignes, no ha sido por considerarme un ilustrado, sino para dotar de mayor clarividencia a la presente disertación.  Igualmente, no ignoro al tiempo que estoy redactando este escrito, que toda acción tiene una reacción, y probablemente me ocurra lo que dijo Puck (Shakespeare) que era un personaje en la comedia “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare “Lo malo de decir lo que uno siente es que muchas veces siente uno haberlo dicho”. Aunque espero que no me pase eso a mí.
Lo que sí ansío, es que nadie se sienta ofendido con estas opiniones, ya que no ha sido ni es mi intención, y sí es, el haber contribuido a clarificar algunas ideas que puedan servir para tener un conocimiento más personal sobre el Arte. Entendiendo que lo más importante, como dije al principio, es el ser humano. Por ello he querido poner “mi granito de arena”, para que no se dejen jamás manipular al contemplar una pintura o una escultura. Fíese de lo que le trasmita la obra que está viendo, escudriñe en ella, intente encontrar la sensibilidad del artista, la fuerza de los sentimientos, el orden de la razón. Intente encontrar en las obras el objeto final del Arte, que no es otro que el mostrar los sentimientos más profundos del artista, haciendo visible lo que no siempre lo es, y viceversa. En definitiva, déjense guiar de su instinto natural, pero a un tiempo, tengan siempre presente que el buen Arte no es lo que en sí representa, sino lo que despierta en nosotros. Las más altas emociones en general no las trasmiten las obras de artistas verdaderamente más acreditados; algo que como es sabido tan solo logran muy pocos, los que son de verdad, los capaces de convertir su Arte en un ejercicio ilusionante, lleno de gozo artístico, lleno de autenticidad. No olviden jamás que lo bueno permanece en el tiempo, y que las modas tan solo son legítimas en las cosas menores, en el Arte son abominables.
Permítanme que les transmita un ruego: atrévanse a expresar sin ataduras su opinión; que los manipuladores no cuenten con su silencio cómplice, no se acomplejen, defiendan y disfruten hoy de su verdad. Tengan presente la certera expresión de D. Mariano José de Larra “El corazón del hombre necesita creer en algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades”.
Imperiosamente creo que tenemos que ser más racionales, que el pensamiento y el intelecto dominen nuestras acciones y omisiones. Para conseguirlo, diariamente hemos de esforzarnos en ser mejores personas. De esta forma, también seremos en cualquiera de las ramas del saber, mejores. Sin embargo, como es sabido, todo tiene un “precio”, y hemos de estar dispuestos a pagarlo. Por analogía, me gusta recordar el estribillo de la sevillana del grupo Ecos de las Marismas titulada “Tienes que aprender”, que transcrito dice así: “Tienes que aprender a perder y a querer, y también a sufrir, que perdiendo, queriendo y sufriendo, se aprende a vivir”.  
Para concluir deseo que recuerden, que únicamente el hombre es capaz de apreciar el Arte. Que éste ha sido hecho para ser sentido y admirado, para que sea una fiesta, un deleite, un espectáculo para nuestros sentidos. Es más, tengan presente que nos es útil e imprescindible como todo aquello que nos da felicidad. Recuerden al respecto lo que señaló el escritor alemán, D. Jean Paúl “El arte verdaderamente no es el pan, pero sí el vino de la vida”.
JESÚS LOZANO SAORIN

Elche 5 de septiembre de 2017