"CENTRO DE ARTE DE LA AAA

"CENTRO DE ARTE DE LA AAA
Sede de la Asociación de Artistas Alicantinos

lunes, 11 de agosto de 2025

INMACULADAS DE MURILLO

De la tertulia de Murillo, que hemos dado últimamente, me ha parecido interesante el tema de las Inmaculadas, para comentar en estos días de vacaciones.

Murillo nació a finales de 1617, era el menor de catorce hermanos, hijos del barbero Gaspar Esteban y de María Pérez Murillo,

Conforme al uso anárquico de la época, aunque alguna vez firmó Esteban, pero adoptó comúnmente Murillo, el segundo apellido de la madre.

De la Inmaculada Concepción se conocen cerca de veinte cuadros pintados por Murillo.

Hacia 1650 los franciscanos encargaron a Bartolomé Esteban Murillo una gran Inmaculada destinada al arco triunfal de la iglesia de su convento sevillano.

La llamada Casa Grande de San Francisco fue fundada tras la Reconquista de Sevilla por Fernando III el Santo. Abarcaba la superficie de la actual Plaza Nueva, más varias calles adyacentes.

El convento fue derribado entre 1841 y 1849 tras la expulsión de los frailes a raíz de la Desamortización. El enorme solar que dejó fue cedido a la ciudad por Real Decreto. El edificio contaba con un gran número de dependencias y dos claustros.

Una vez que Murillo entregó la obra a los monjes, parece no quedaron del todo satisfechos. Había algo que no funcionaba y fue rechazada.

El maestro requirió permiso para colocar el enorme lienzo en el lugar para el cual había sido concebido y los recelos se disiparon. El pintor había calculado perfectamente la distancia de la obra con respecto al espectador, que era nada menos que veinte metros; a lo que se debía añadir ser contemplada en oblicuo y no de frente. La Inmaculada estuvo en su emplazamiento original hasta que en 1810 fue requisada y depositada en el Alcázar por las tropas invasoras.

Su gran tamaño impidió que fuera trasladada a Francia. Tras la Guerra de la Independencia fue devuelta al convento donde permaneció hasta la desamortización de 1836.

La Virgen aparece mirando hacia abajo con las manos juntas, su pie derecho descansa en la luna y su rodilla izquierda sobre una nube sostenida por querubines. En cuanto a su indumentaria, viste túnica blanca y manto azul, tal y como se le apareció a Beatriz de Silva (1437-1492), dama portuguesa fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción y canonizada en 1976.. Carlos III escogió la imagen de la Inmaculada y los colores azul y blanco al establecer en 1771 la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.

Fray Juan, contemporáneo del pintor, nació en Osuna, ingresando en 1.616 en la Orden, en la que desarrolló importantes cometidos, así como en el Tribunal del Santo Oficio, fue encargada para la capilla que la Cofradía de la Vera-Cruz poseía en el convento. Tras la desamortización de 1.835 se trasladó a la iglesia de San Alberto y posteriormente al Palacio Arzobispal.

La Inmaculada de El Escorial recibe este apelativo porque se exhibió en la Casita del Príncipe de ese complejo monástico hacia 1787 tras su adquisición, la cual se llevaría a cabo probablemente en Sevilla por Carlos IV, barajándose las hipótesis de que hubiera pertenecido hasta entonces al ebanista Baltasar Angelo o al naturalista Pedro Franco Dávila (1711-1786). 
Se data convincentemente cuando se considera que el pintor recibió numerosos encargos que contentó con diversas variantes de un mismo esquema, para evitar que se localizaran repeticiones en la misma ciudad.

Fue encargada por Justino de Neve, canónigo de la catedral de Sevilla, para el hospital de los Venerables Sacerdotes de Sevilla. 

Murillo crea una iconografía propia del asunto, en la que a menudo elimina lo superfluo, como los símbolos de las letanías y de la pureza de la Virgen, aunque manteniendo los ángeles y los símbolos del Apocalipsis como la luna creciente y el color dorado envolvente, que simboliza que la Virgen está vestida del sol.
 
La de los Venerables se distingue de la mayoría de las Inmaculadas de Murillo por su actitud triunfante y el acusado movimiento de ascensión y por carecer absolutamente de sus atributos tradicionales.

Durante la Guerra de la Independencia, en 1810, fue expoliada y llevada a Francia por el mariscal Soult, quien la retuvo entre sus bienes hasta su fallecimiento en 1851;  Soult dejó en los Venerables el marco original de la obra, una lujosa moldura con las Letanías lauretanas talladas en relieve y policromadas; se conserva en su lugar original y ha sido restaurado hace pocos años.

Los herederos de Soult subastaron la pintura en 1852, atrayendo a pujadores tan ilustres como el zar Nicolás I de Rusia y la National Gallery de Londres; fue adquirida por el Museo del Louvre por la formidable cifra de 615 000 francos, lo que la convertía presumiblemente en la más cara del mundo hasta entonces

Se expuso casi durante un siglo en el Museo del Louvre, habitualmente en una sala principal, rodeada de otras obras maestras; pero a lo largo de este periodo el arte de Murillo fue perdiendo estimación a medida que la ganaban otros pintores como Diego Velázquez y Francisco de Goya, tomados como referentes por los impresionistas.
Este declive en su valoración ayuda a explicar que el Régimen de Vichy accediese a entregar la Inmaculada de Murillo a Franco dentro de un intercambio de obras de arte en 1941, junto con la Dama de Elche y varias piezas del Tesoro de Guarrazar.

En estos detalles de la obra he querido destacar la maestría de Murillo en el dibujo de los ángeles, representando maravillosamente las figuras infantiles.
En esta imagen el ángel mira hacia abajo, al espectador, al estar ubicado el cuadro muy alto, en el Hospital de los Venerables Sacerdotes.


Aunque no está expuesta en el el Museo, es la estampa que todos hemos tenido en nuestra juventud.
Figura de medio cuerpo; delante, el creciente de la luna y a los lados, seis serafines. Los colores de la túnica y el manto, el pelo suelto, las manos entrecruzadas sobre el pecho y la mirada elevada y devota nos indican que estamos en presencia de la Virgen, y la luna creciente (símbolo de la pureza y la inmunidad de María al pecado original),  se representa siempre a sus pies,  en las versiones de cuerpo entero.

Disfrutad del verano, pero no os olvidéis del arte. 


Juan Luis Torras Sánchez
Vicepresidente