LUIS SALA
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LUIS SALA, UN ANARQUISTA DE LA ACUARELA
LA RECOMIENDA: Carlos Bermejo
Alicante, 27 de marzo de 2019
Alicante, 27 de marzo de 2019
LUIS SALA, UN ANARQUISTA DE LA ACUARELA
Luis
Sala, es un maestro en la acuarela, que no sabe que lo es. Modesto como su
curriculum expositivo, Luis no va de nada y se sonroja si algún
entusiasmado degustador de su arte, le
demuestra su admiración. Tímido y un tanto socarrón, se ríe de sí mismo “por lo
bajines”, quizás pensando que lo que hace con la acuarela no tiene gran merito.
Este sentimiento es bastante consustancial, en aquellos que gozan del favor de
los dioses y le han concedido el don de crear sin gran esfuerzo: se asombran
del asombro que despiertan en los demás. Quizás en esto haya un tanto de
inseguridad o duda en la valía de lo que hacen y eso los hace mas humanos. Nos
pasa a todos en mayor o menor grado. Al que no le pasa o es un genio egolatrizado,
o un tonto ignorante.
Luis
no es ni lo uno ni lo otro, pero si es, pese a sus posibles dudas, un gran
acuarelista que viene a darnos una clase
magistral de cómo trabaja la acuarela. Quizás
hoy y por aquello de su natural timidez y la expectación despertada, no lo
encontremos en su genuina salsa, como podríamos verlo en cualquier rincón de la
geografía española; de su Castalla natal; de su querida Venecia o de la Plaza
de Gabriel Miró, donde instala su caballete para pintar del natural. Yo si lo
he visto en la Plaza o en mi jardín, y puedo asegurar que Luis, formado en las
escuelas del maestro de Tibi, Rafael Sempere, de los grandes maestros en la
técnica de la acuarela, por medio de los libros, y en sus visitas a museos y
exposiciones, es un tanto anarquista sin ataduras a las leyes técnicas
aprendidas de los maestros de su influencia: apenas dibuja; deja correr el agua
para que arrastre el pigmento como en una inundación; luego la reconduce para
darle apariencia formal y le rebaja el caudal con un trapo para las
trasparencias y esfumatos; no se preocupa mucho de las líneas y como buen anarquista no le importa que las
torres de las Iglesias se le retuerzan tanto como sus portadas barrocas, ni que los edificios
tengan la apariencia de venirse abajo. Es de los pocos artistas que sabe
introducir en el paisaje sin que chirríe, figura y elementos mecánicos como
coches y trenes. Maneja el color con soltura pero con elegante discreción; contracta con el
blanco del papel y con sombras coloreadas, como buen impresionista. Trabaja en
todo el soporte a la vez y milagrosamente el puzles se va componiendo, aunque
intencionadamente deje alguna pieza sin encajar, logrando con ello una graciosa
espontaneidad mitad premeditada mitad
fruto del azar. Como todo gran artista, especialmente los autodidactas
como él, es intuitivo y la obra final es buena cuando a su criterio lo es.
Luis
no es un pintor profesional, en el sentido de que no vive de la pintura y si
de su profesión de Maestro Industrial
con empresa eléctrica propia, por eso puede pintar lo que quiere, sin las
ataduras comerciales que suelen encorsetar a los profesionales, en aquello que
se vende. Sin embargo, sus colegas lo consideran uno de los suyos y es miembro
de la Agrupación de Acuarelistas Valencianos.
Nosotros, estamos orgullosos de que sea consocio nuestro y por ello lo
recibimos con el aplauso que como persona y artista se merece.
Carlos Bermejo
Coordinador de Talleres
Alicante, 27 de Mayo de 2010
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