TURNER NO ES SOROLLA
Treinta y dos asociados y allegados, nos trasladamos a Madrid el sábado,
para ver en el Museo del Prado la exposición
TURNER Y LOS MAESTROS. Íbamos casi con la misma ilusión con la que
el pasado año nos desplazamos al mismo lugar para la exposición SOROLLA, de la
que al regresar dije en este nuestro blog: “ Sin ningún incidente de los que
suelen ser habituales en estos viajes: el que se pierde, el que llega tarde, el
que incumple las normas, etc. el día, que quedara (como a mí me gusta decir) para la historia de
nuestra Asociación, fue la culminación
de mi entusiasmo por la pintura subyugante, atrayente, impactante,
impresionante de mi amado Sorolla: el más grande y mejor de los impresionistas,
porque ¡impresiona! de verdad y sin la retorica efectista de los llamados
impresionistas franceses. Sorolla nos es impresionista, es impresionante en su
exaltación de la luz que surge del tono y del contraste. En su sencillez
temática, en su verdad pictórica, en el dominio de la técnica rápida de
ejecución. En la pasión, en la intuición de las que se dejaba llevar para la
realización del cuadro, y que se refleja fielmente en el resultado final. En la
gigantesca y titánica fuerza que derrocho para crear tan monumental y extensa
obra”
Hoy
suscribo para este nuevo viaje y para mi admirado Sorolla, todo lo que entonces
dije. Sin embargo y por lo que respecta a Turner y a la mediocre exposición que
el Prado presenta del maestro del paisajismo ingles, tengo que decir y esa
también es la opinión de la mayoría de los que me acompañaron, que Turner no es
Sorolla. ¡Ni se le parece en nada, afortunadamente! Turner es un mal copista de los “maestros” que le acompañan en esta
exposición, a los que nunca supera. Y cuando trata de hacer algo distinto, lo hace
dando lechadas deslavazadas de blancos puros, con los que pretende lograr esa
luminosidad que se le atribuye a sus cuadros. Sus figuras en el paisaje, son muñecos sin gracia alguna. La falta de
acabado aquellos cuadros suyos que se dicen son los mas espontáneos, es, en mi
opinión, la impotencia de no saber cómo resolverlos, pues cuando “copia” los
termina. En fin, nada que ver con nuestro Sorolla, al que solo le habría
faltado para ser uno de los mejores del mundo, ser francés o ingles, y haber
encontrado el crítico adecuado que lo lanzara.
A mí,
de siempre me había parecido y así me lo habían hecho creer los críticos torticeros, que los cuadros de
Turner eran irreproducibles por impresión, por los múltiples matices de sus
veladuras, y que al verlos al natural podría apreciarlos mejor. Nada de eso
hay. Su pintura es un “totum revolutum”,
donde un color se come a otro y siguen siendo mediocres tanto en la impresión
como al natural. Sus barcos, sus personajes, la composición, todo, resulta
teatral y sin gracia.
Esto
es lo que puedo decir de lo que ayer vi en El Prado. Puede que las mejores
obras de Turner no estén en la exposición. Que su fama esté cimentada en las
acuarelas, de las que solo hay un par de ellas, y por las que jamás hubiera yo
ido al Prado, pues vi hace ya algunos años una exposición de las mismas y no
me gustaron nada. En fin, que Turner es un “bluf” montado por la critica inglesa,
en base a la supuesta modernidad de su pintura que, teniendo en cuenta la
locura de su madre y de su hermana, también pudieran ser obra de un loco.
Menos mal, que el viaje, nos lo salvó el entrar en la salas nuevas donde
se exhibe la pintura española del XIX; algo la exposición de Ghirlandaio en el Thyssen;
nuestra ya tradicional vista a la casa de nuestro amigo Sorolla y la suerte de
no tener que guardar cola en ninguno de los sitios a lo que fuimos. Y finalmente y como lo más
destacado, la gente cordial y maravillosa a la que tuve el placer de acompañar
y de ser acompañado en este viaje.
Carlos Bermejo
Alicante, 18 de Julio de 2010