Fue uno de los más importantes e influyentes pintores ingleses del siglo
XVIII, especialista en retratos y promotor del "Gran estilo" en
pintura que dependía de la idealización de lo imperfecto. Fue uno de los
fundadores y el primer Presidente de la Royal Academy.
De él se ha dicho, quizá con un punto de
exageración, que es el mejor pintor británico de todos los tiempos. Lo que no
admite duda es su condición de mejor retratista británico de la historia.
Estudió pintura en Londres de 1740 a 1743 con Thomas Hudson, y tras un primer
período de actividad en su Devonshire natal, se trasladó a Italia, donde
permaneció de 1750 a 1752.