CRÓNICA DE
LA TERTULIA DEL jueves 9 de enero de 2020
En la fría tarde de ayer, a pesar de catarros
y enfermedades que este tiempo nos depara, conseguimos reunir un grupo de
amantes del arte y las tertulias de unas quince personas, aunque echamos de menos
a personas muy apreciadas y habituales en nuestra tertulia, que siempre hacen
aportaciones interesantes, pero la climatología a veces impones su ley y se
hace notar.
Ayer debatimos sobre el muy prestigioso pintor
inglés Joshua Reynolds (Plymton, Gran Bretaña, 1723; Londres, 1792). Algunos
han dicho, con cierta exageración que es el mejor pintor británico de todos los
tiempos, con lo cual ninguno de los tertulianos estuvimos de acuerdo, si
admitimos que fue un magnífico retratista y un gran pintor. Estudió pintura en
1740 con el retratista de moda Tomas Hudson con quien entró de aprendiz y con
quien estuvo hasta 1743. Posteriormente estuvo en Italia, principalmente en
Roma, donde estudió a los grandes
maestros y adquirió el gusto por el gran estilo ( este consistía
primordialmente en la idealización de lo imperfecto), Pese a su origen
provinciano se relacionó con las altas esferas de la sociedad y animó a esta a
interesarse por el arte contemporáneo y junto con Gainsborough estableció la
Royal Academy como una organización escindida de la anterior, de la cual fue el
primer Presidente , su discípula Mary Towmley, fue una de las primeras
arquitectas inglesas.
Junto con
Gainsborough dominó el retrato inglés en la segunda mitad del siglo XVIII, sin
embargo Reynolds pintaba de forma más idealizada que aquel, con lo cual a unos
cuantos tertulianos nos gustaba más la ejecutoria de Gainsborough, admitiendo
que era un magnífico pintor y coincidiendo también, en que al idealizarlos
menos nos gustaban más los retratos masculinos, ya que resultaban menos
teatrales. Se dice que pintó unos 3000 retratos, aunque contó en su taller con
un número considerable de ayudantes, para poder hacer frente a tantos encargos,
que lo hicieron muy rico. Son famosas sus conferencias sobre arte, expuestas en
la Royal Academy entre 1769 y 1790.
A pesar de su fama fue objeto de duras
críticas él y la Academia, incluyendo la de la Hermandad prerrafaelita y la De
William Blake, el último de los cuales publicó un panfleto vitriólico (caustico,
acido).
En 1789 perdió la vista del ojo
izquierdo. Fue enterrado en la Catedral
de San Pablo de Londres.
Sus obras siguen siendo cotizadas, en 2005, la
Tate Gallery adquirió “Los arqueros” por
dos millones y medio de libras esterlinas.
Su estilo es clasista con detalles rococó. En
1759 a raíz de pintar al Comodoro Keppel, fue cuando la fama le llegó de
inmediato.
A las mujeres las representa idealizadas en
casi todos los casos, las viste de forma teatral o las convierte en musas o
diosas, y algunos personajes los pinta con detalles dramáticos y los acerca a
la pintura histórica. Posteriormente en su obra más madura se decanta por un
estilo menos académico, influenciado, tras su viaje a Flandes y por la escuela
flamenca y por Pedro Pablo Rubens con el
que contactó.
En resumidas cuentas, conocimos a un muy
interesante pintor más profundamente, que se especializó en el retrato, y que
lo hacía muy bien, especialmente el tratamiento de los distintos ropajes, es
magistral consiguiendo muy bien los distintos efectos de terciopelos, sedas o
tules, así como la expresividad de los rostros, partiendo de unos magníficos
dibujos, sin embargo, a veces los fondos eran muy teatrales y un poco fuera de
lugar, como conclusión un gran pintor pero no el mejor inglés como algunos
dijeron en el pasado, aunque para gustos los colores.
Hubo bastantes y variadas intervenciones,
todas interesantes y con las cuales pasamos la tarde enriqueciéndonos a la vez
que nos deleitamos.
Pedro Ortiz