El lorenés, Georges de
La Tour (1593-1652), famoso en vida fue olvidado durante casi cuatro siglos
para ser redescubierto en el siglo XX, tal cual le ocurrió al Greco en España
hasta que fue entronizado de nuevo por Zuloaga
y Rusiñol quien compró y puso en órbita de nuevo numerosas obras del
cretense, siendo famosa la procesión por la calles de Sitges con los cuadros
adquiridos por escaso dinero, que instalo y allí siguen en su mansión de Cau Ferrat,
residencia de Rusiñol y templo del modernismo del que para él, el Greco era símbolo.
Influido por Caravaggio y por los tenebristas
de la escuela de Utrecht, fue el más
famoso de los tenebristas barrocos franceses del XVII. Hijo de tahonero y nieto
de panadero se formó como pintor en Nancy, capital de la Lorena de entonces
ducado independiente de Francia. Parece ser que viajó a Roma, y poco mas sobre
su época de aprendizaje. Se sabe que matrimonió con la hija del tesorero del
duque de Lorena y eso le abrió de par en par el acceso a los encargos y a la
buena vida, que aprovechó para engendrar una caterva de hijos a los que enseñó
a pintar junto a un buen número de aprendices, en su próspero taller. Sin embargo, la lucha
entre Francia y Austria por el control de Lorena, dieron al traste con la
prosperidad de la región y el pintor emigro a distintos lugares de Francia donde
volvió a prosperar hasta su muerte en
Luneville. Olvidado tras su muerte, tuvieron que pasar cerca de cuatro siglos
para que un avispado historiador de arte lo sacara de nuevo a la luz de la
fama, en la que lleva instalado desde principios del siglo XX, donde está
para quedarse pues la calidad pictórica renace
y sale a la luz y más si esa luz surge del más grande de los pintores en la
técnica de la iluminación directa surgida de una vela, el fuego, una antorcha o
cualquier otra forma de luz artificial, al contrario que en las obras de
Caravaggio, en las que la luz no tenía más origen que la mente del maestro del tenebrismo.
Hasta el 12 de junio, estos días se exhibe en
Museo del Prado una de la más importante exposiciones del maestro, en la que no
solo hay una excelente muestra de sus más famosos cuadros tenebristas por
contracte de luces y sombras, sino otros muchos que nada tiene que envidiar a
los más famosos pintores de su siglo.
Mañana en la TERTULIA DE LOS JUEVES en nuestro
CENTRO DE ARTE, abierta a no asociados, seguramente se entronizara al grande
entre los grandes pintores del tenebrismo barroco francés.
Carlos Bermejo
Coordinado de talleres
de la AAA
Alicante, 27 de abril
de 2016