(Siegen, actual Alemania, 1577-Amberes, actual Bélgica, 1640)
Pintor flamenco. Fue la gran figura del Barroco en la Europa septentrional. Las
fuentes lo recuerdan como un gran humanista, un idealista clarividente, hombre
reservado y honesto que despreció la actitud arrogante de los poderosos. Tuvo
más influencia que Rembrandt a pesar de que a su pintura grandilocuente le
falta algo de sinceridad.
En razón de las creencias
religiosas de su padre, un abogado calvinista, pasó su primera infancia en
Siegen y Colonia. En 1587, la muerte de su progenitor le permitió desplazarse a
Amberes, donde estudió pintura con tres artistas poco conocidos; uno de ellos,
Otto Vaenius, le indujo a realizar el tradicional viaje a Italia, que resultó
decisivo para la formación del artista.
A lo
largo de ocho años (1600-1608), recorrió los principales centros artísticos
italianos y copió obras maestras para la colección de su mentor, el duque de
Mantua. Durante el período italiano produjo sus primeras obras (La exaltación de la cruz, El bautismo de Cristo), muy influidas todavía por
la pintura italiana y alejadas de su estilo de madurez. Lo más relevante de
esta época es seguramente la serie de retratos aristocráticos que pintó en
Génova.
Después de un viaje a España,
adonde fue enviado por el duque de Mantua para llevarle unos presentes a Felipe
III y donde realizó algunas obras, en 1608 regresó a Amberes debido a una grave
enfermedad de su madre y se estableció definitivamente en esta ciudad, que sólo
abandonó más adelante para la ejecución de encargos concretos. Abrió en Amberes
una casa-taller en la que, con la colaboración de numerosos ayudantes
especializados, ejecutó gran número de obras en respuesta a la multitud de
encargos que recibía.
En las realizaciones de los años 1601-1614 (Adoración de los Magos, Anunciación, El descendimiento de la cruz), la
personalidad artística de Rubens aparece ya definitivamente formada:
grandiosidad y sentido dramático, dinamismo intenso, pasión por el dibujo.
Paulatinamente, los intereses del artista se amplían y añade el género
mitológico al religioso, así como el paisaje y el género costumbrista.
Mitológicas son, de hecho, algunas de sus obras más conocidas, como Las tres Gracias, el Rapto de las hijas de Leucipo o Diana y las ninfas, en
las que resulta evidente la inclinación del artista hacia las musculaturas
poderosas, las carnes sonrosadas y exuberantes y las tonalidades claras y
alegres.
Por otra parte, revalorizó el cuadro de caza y de batallas, un
género muy adecuado a su preferencia por el dinamismo y las composiciones
complejas, y sobresalió también como creador de escenas costumbristas (El jardín del amor) y
de cartones para tapices, con grandes ciclos como la Historia de Aquiles y el Triunfo de la Eucaristía.
A
partir de 1620 recibió importantes encargos de varias cortes europeas, entre
ellos el de la historia de María de Médicis para el palacio del Luxemburgo de
París y la decoración del salón de banquetes (banquetinghouse) del palacio de
Whitehall, en Londres. En estas obras destinadas a la decoración de amplios
ambientes, el genio pudo dar rienda suelta a su sentido monumental y decorativo
de la pintura a través de enormes frescos cargados de figuras y de motivos
ornamentales, en los cuales la composición se basa en grandes líneas diagonales
que añaden, si cabe, mayor sensación de movimiento al conjunto.
En su faceta de retratista,
Rubens se inclinó por la idealización de los rostros y la magnificencia de las
actitudes; además de personajes importantes, retrató en obras encantadoras a
sus dos esposas, Isabel Brandt y Helena Fourment; la primera murió en 1626 y
cuatro años más tarde, en 1630, Rubens contrajo matrimonio con la segunda, una
hermosa joven a la sazón de dieciséis años, a quien conocía desde niña.
FUENTE: Biografías y vidas