El
impresionismo en España tuvo pocos seguidores en sus comienzos. El más significativo
de ellos lo fue el ribasellano DARÍO DE REGOYOS, quien comenzó su formación
academica con Carlos de Haes, pintor belga afincado en España, que ostentaba la
catedra del paisaje en la Escuela de San Fernando. Sin embargo viendo el
incorformismo con la enseñanza oficial de su alumno, al año de comenzar le aconsejo que se marchara
a Bruselas, para estudiar con el que habia sido su maestro, Joseph Quinau, un seguidor de la
escuela de Barbizón. Allí estuvo durante
diez años, pero no con el maestro Quinaux, sino haciendo vida bohemia por toda
Europa y absorbiendo la pintura impresionista que por entonces creaba escuela en Francia. Con esas enseñanzas
regresó a las España pazguata y triste, y aquí se dedicó a darle color y alegría
al paisaje castellano, y a criticar, por que la amaba, a su vieja y atrasada
Patria. Para ello se alió con su amigo el poeta Emile Verhaeren y publicaron el
libro “La España negra”, escrito por su amigo el ilustrado por él por medio de xilografías,
y dando lugar en su recorrido por la España profunda, a una serie de lienzos, pasteles , acuarelas y
dibujos en los que retraba con cierto simbolismo la tristeza, el aldeanismo de
las ciudades españolas y la nefastas influencia
de la religión en las costumbres de final de siglo XIX, aun incardinadas
en el medievo respecto a la Europa de la que él venía.
Su
pintura bebió del impresionismo y del
puntillismo, sin bien bajo su visión personal y analítica que le hizo ser un
eterno experimentador sin estilo reconocido, pero de lo que extrajo una obra
extensa y de calidad no bien reconocida, hasta mediados del siglo XX en que
comenzó a ser valorado en España, tras haber triunfado en Europa.
Murió de un cáncer
en la lengua, producido por su costumbre de sostener con la boca los pinceles manchados de pintura de óxido de plomo. Al final de su corta vida
tuvo que dejar la pintura que tanto amaba, y de cantar y de tocar la guitarra en las reuniones con sus amigos artistas y
bohemios, por el veneno del plomo que por entonces se empleaba en la
elaboración de la pintura al óleo y porque la lengua se le caía a trozos.
De todo esto
se ha hablado de una manera no habitual y un tanto anárquica, porque el
moderador, ha estado demasiado permisivo
con la interrupciones y apostilla
de los tertulianos desmadrados por su entusiasmo por un pintor para muchos casi
desconocido, y para otros que si lo conocíamos bien, y nos parecía excesivo el
entusiasmo y la exageración al calificarlo de “genio de la pintura española”.
Sin embargo,
como ya lo son todas, la sesión de LA TERTULIA DE LOS JUEVES de hoy, última hasta
pasado el verano, ha estado interesante e instructiva y las intervenciones han
rayado a un gran nivel artistico y cultural.
Para colmo,
una de nuestras asiduas tertulianas, -la Merceditas de la Familia Ulises, que su
abuelo creó para el TBO-, ha sido recientemente abuela, y nos ha invitado a cava
y a bombones. Un buen fin de fiesta que,
el que se mueve y nunca sale en la foto, ha dejado constancia con el
reportaje realizado con la cámara de su móvil
y con la crónica extractada de lo que aconteció.
En septiembre, volveremos con Berthes Morisot, impresionista francesa.
Carlos Bermejo
Comentarista de la AAA
Alicante, 11 de junio de 2015
<Berthes Morisot, retrada por Manet>