El pintor paisajista inglés,
John Constable, nacido en East Berghlt, Suffolk en 1776 y fallecido en Londres
en 1837, rompió con el paisaje relamido y de gabinete al estilo de Claudio de
Lorena que imperaba en su época, y fue el primeros de los paisajistas que salió a pintar
del natural, en las inmediaciones de la idílica
región de su nacimiento, y en especial en la zona del Valle de Dedhaa, donde su
padre, rico empresario molinero, tenía varios de esos artilugios que aprovechaban
el agua de los canales y el viento para moler el grano.
Aunque recibió enseñanzas académicas, su
formación la completó de forma autodidacta y saliendo al campo a realizar sus
bocetos, que le servían de base fundamental para la realización de sus obras
acabadas. En ellos captaba los efectos atmosféricos de la luz, y su incidencia
sobre la naturaleza del paisaje, por medio de manchas de color
yuxtapuestas y poco fundidas, con las que lograba hacerle vibrar y hasta reverberar,
mediante una serie de diminutos puntos de luz con blanco quebrado, dejados aquí
y allá en la superficie del cuadro. Pero el mayor impacto innovador de su
pintura, fue el de ser uno de los primeros pintores en darle protagonismo a a
las nubes, hasta el punto de ser considerado el mejor pintor de nubes de la Historia de la Pintura, a las que captó
y catalogó con rigor meteorológico y anotaciones en el reverso del cuadro, en
una serie de más de cien obras en las que ellas eran protagonistas:
“[los cielos] deben ser, y así será siempre en mi pintura, una parte importante
de la composición. Sería difícil citar un tipo de paisaje en el que el cielo no
sea la ‘tónica’, el nivel de la ‘escala’ y el principal ‘órgano del
sentimiento’ […] El cielo es la fuente de la luz en la naturaleza y lo
gobierna todo.”
A la llamada de esas nubes, se debe el primer
y único viaje a Londres de este comentarista, para visitar el museo Alberto y
Victoria, en el que hace veinticinco
años estaban las mejores obras del pintor, y cuya contemplación, además de causarle el
primero de sus tres orgasmos
espirituales ante una obra de arte ( los otros dos fueron a cuenta de Aureliano
de Beruete y de Iván Aivazovski) le cambiaron por completo su idea de paisaje y
se transformó en pintor marinista donde tres partes de cuadro las ocupan el
cielo y las nubes.
Lo innovador de su pintura, conocida a
primeros del XIX por los pintores franceses de la Escuela de Barbizón, que al
igual que el salían al campo a pintar, influyo sobre ellos y a través de ellos
en los impresionistas de primero época. Su pintura fue más apreciada en Francia,
donde fue recompensado con medalla de oro en el Salón de Paris de 1821, por su obra “El carro del heno”, que en su
Inglaterra natal donde no comenzó a tener éxito comercial y artístico hasta que
no le fue reconocido en París.
Sus obras más conocidas, además de su popularísimo
“Carro del heno”, “La catedral de Salisbury”
“El molino de Dedham”, “La esclusa” (sacado de la colección Thyssen y
vendido en 2012 por veintiocho millones de euros) y otras más. Pero, (al gusto
y criterio de este comentarista) ningunas como la serie de un centenar de
pinturas en las que captó como nadie en su tiempo las nubes de los alrededores de
Hampstead, que inmortalizo para siempre en la Historia de la Pintura.
Aunque nunca careció de bienestar económico,
no pudo contraer matrimonio, hasta los cuarenta y un años de edad, cuando a la muerte de su padre heredó una
considerable fortuna que le permitió vivir con desahogo. Lo contrajo con la
primera y única mujer de su vida, una vecinita de enfrente con la que engendró
siete hijos en trece años de casados, y que
murió causa de la tuberculosis en 1829, dejándole con una depresión que le duró,
prácticamente, hasta la muerte.
Este maestro que tanto influyó en mi pintura,
va a ser motivo de LA TERTULIA DE JUEVES que se reune mañana en nuestro CENTRO
DE ARTE, en sesión a partir de las 19 horas y está abierta a no asociados.
Espero que sea tratado con la misma
sacrosanta admiración que le profeso. Y perdón por este comentario tan personal
y apasionado.
Carlos Bermejo
Coordinador de talleres
y comentarista de la AAA
Alicante, 3 de febrero
de 2016