TERTULIAS
DE ARTE EN LA AAA. Mª Rosa Azorín Matesanz. 24 de Mayo de 2018. Oskar Kokoschka (Austria1886-Suiza1980)
fue el invitado. Un artista que nos ha hecho vibrar con su forma especial de
ver el mundo que le rodeaba y plasmarlo en sus cuadros, un mundo caótico que
arrastraba al ser humano a la soledad y autodestrucción y lo demuestra en las
cosas, los paisajes y las personas que pintaba. Ese torbellino de la época que
le tocó vivir, está muy bien reflejado en su obra. Fue un gran retratista y un
muy buen paisajista. Sin embargo, al enfrentarse a las reglas y roles de la
burguesía imperante en Austria, su mezcla de colores y sus pinceladas nerviosas
fueron duramente criticadas. Marchó a Alemania donde conoció a los
Expresionistas, tanto del Puente como del Jinete Azul, y adoptó esta forma de
pintar, muy enraizada en el simbolismo. Sin embargo su expresionismo está
utilizado como defensa y como denuncia, es una crispación de dolor, un grito
ante las atrocidades de la guerra, que
él mismo había experimentado, pero sabe dar a sus obras una carga de
sensibilidad, de lirismo y música que raya en la genialidad. Tuvo que huir de
Alemania ante la amenaza nazi que lo tildó de pintor degenerado. De
Checoslovaquia también hubo de salir perseguido. Llegó a Inglaterra y más tarde
Suiza. Era pintor y era poeta, y escribió teatro. Se nota la influencia del
compositor Gustav Mahler, de su amigo Gustav Klimt y del psicoanalista Sigmund
Freud. Viajó mucho y llegó a España donde conoció la obra de Goya. Este maestro
le impresionó y podemos hacer una comparativa con las pinturas de la época
negra de Goya y las de denuncia antibelicista. Pensaba que el arte no es sólo
un “recibir”, sino un “dar” desde tu interior hacia fuera, desnudar los vicios
más recónditos. Pintaba las cosas y las personas a través de la visión interior
que ellas le comunicaban. De ahí que muchos de sus retratos no fueran
aceptados. Decía que había que “ver con los ojos del alma”. Es otra dimensión
de la vida: la proyección del yo interior en tu obra. Su pintura la utilizaba
para ayudar a los niños, la esperanza de la humanidad. Os dejo una de sus más
famosas obras: “La Novia del Viento”, también llamada “La Tempestad”, de 1914,
donde aparece con su amante, Alma Mahler, viuda del compositor de Bohemia,
Gustav Mahler. La próxima tertulia la dedicaremos al pintor asturiano Evaristo
Valle (1873-1951)