CRISTINA FRANCÉS
"HUMILLADA" OBRA DE CRISTINA FRANCÉS
Nuestra querida compañera
CRISTINA FRANCÉS, participa en en el “XXV SALÓN D’AUTOMNE 2015 DE LA
FNONDATION POUS D’AUTERIVE (Toulouse,
Francia), que se celebra del 14 de noviembre al 15 de diciembre.
Cristina, además de socia pionera y exdirectiva de nuestra Asociación,
es en la actualidad presidenta de la Asociación de Artistas de El Campello.
es en la actualidad presidenta de la Asociación de Artistas de El Campello.
Aprovechando esta ocasión y para conocimiento de los nuevos asociados de con quien conviven, reproduzco a continuación el texto que le dediqué en noviembre de 2008 con motivo de su paso por MIRAR UN CUADRO.
CRISTINA FRANCÉS
Hoy viene a este
Taller una persona para mi entrañable, que además de formar parte de la Junta
Directiva de la Asociación, como Vocal
Coordinadora de Exposiciones en otras salas, colabora con acierto como
editorialista de nuestro Boletín. Y el hecho de calificarla de entrañable para
mi, viene de un recuerdo lejano ya en el tiempo, que no se si ella recordara.
En el año 94 hago mi primera individual en el Casino de Alicante. Ilusión a
tope y éxito de asistentes a la inauguración. Después, lo de siempre: goteo
escaso de visitantes. Entre ellos una joven pareja que se recrea en la
contemplación de los cuadros. Eso es lo que nos gusta a todos. La razón de
exponer. Me acerco a ellos y me identifico como el pintor y recibo de la joven,
que también se identifica como pintora, el apoyo encendido de admiración hacia
la obra expuesta. Aquello me supo a gloria bendita, porque el día anterior
algún crítico más severo, había escrito a bolígrafo en el cartel que señalaba
el lugar de la exposición: “Es una mierda”.
Por eso nunca olvide aquella crítica benevolente y a la persona que me
la hizo: era la dulce y discreta
Cristina, que en compañía de su esposo visitaba la exposición.
Natural de Alcoy,
se licencio en Geografía e Historia y
como Maestra de Valenciano en la Universidad de Alicante. Tras su licenciatura,
entra en el mundo de la docencia como profesora de Geografía, Historia y
Literatura, en el Colegio de las Carmelitas de su ciudad natal, en el que había
hecho sus estudios. Pero las malas compañías con un avispado alicantinos que
con sus padres residía en uno de los mas suntuosos edificios de su noble e
industrial ciudad - la sucursal en Alcoy del Banco de España de la que el padre
de susodicho avispado era el Director-, la encandilaron hasta el punto de
pasarla por el Altar con veinticuatro añitos y a residir en Alicante donde el
avispado (esto lo demuestra) ya andaba tras los pasos de su progenitor y se
había hecho banquero por cuenta de otros.
Llega a Alicante en el 82 y durante algún tiempo
ejerce como profesora de Artes Plásticas
(cerámica) en los colegios “ Aire Libre”
y “Albufereta”, a fin de entretenerse en los ratos libres que su
flamante esposo le dejaba, que no debieron ser muchos pues en poco mas de tres
años, el banquero le aumenta la cuenta de resultados hasta multiplicarla por dos y en el balance se refleja con dos
niñas hoy creciditas que ya vuelan por si solas, pero que en el 89 le
tienen atada a un hogar feliz en lo familiar, pero que necesita el complemento
de su realización como persona intelectual, que se pregunta, como tantas otras:
¿ Que soy?. ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿A dónde voy? Y otras preguntas por
estilo, para las que a veces no tenemos respuesta y nos hacen caer en la
depresión.
Es entonces
cuando Cristina, se agarra a la tabla de salvación de la pintura al oír la
atávica llamada de sus ancestros alcoyanos y comienza su aprendizaje casero, en
la mansión de Muchamiel en la que el banquero tenia recluida para su único goce,
a la dulce peladilla alcoyana. Comienza
con el tema que más a mano tenía: sus niñas a las que retrata con la típica
ingenuidad naif, propia de los que se inician por su cuenta y riesgo en el
mundo de la pintura, alguna copia de Sorolla y algún paisaje de su entorno
afectivo.
A Cristina, aunque nacida en Alcoy, no
podemos encuadrarla en la que vengo denominando la Escuela Alcoyana, porque
pictóricamente hablando no se formo en la ciudad del Serpis. Sin embargo
tangencialmente y de alguna forma está influida por esa Escuela que desde el
siglo XIX y hasta nuestros días, viene dando a la Plástica Provincial y
Nacional, pintores de tanto renombre como Cabrera, Casanova, Gisbert o Sala,
por citar alguno de los más destacados, que en el pasado y en la actualidad,
han ido elaborando el poso o madre del que, como pasa con los grandes vinos, surge la pléyade de grandes pintores alcoyanos.
Y digo que esa influencia ha sido tangencial,
porque a partir del 94 en el que
Cristina comienza a tomarse la pintura más
en serio, elige como profesor a su paisano Rafael Llorens Ferri, maestro
indiscutible de aquella Escuela, con el que prosigue su aprendizaje al día de hoy, aunque
esporádicamente haya recibido clases de Ángeles Benimeli en el Ateneo y
participado en un Taller con su también paisano y maestro alcoyano Eugenio
Mayor.
En el 94,
comienza a enseñar los frutos de su callado trabajo, y se inicia con una
individual en el mismo lugar, sala y año
en el que yo me inicie: en el Casino de Alicante. De entonces para acá ha
realizado diez individuales y ha participado en más de cincuenta colectivas
celebradas en diversos lugares de la provincia alicantina, de Murcia, Albacete,
Barcelona, Alemania y Berzier (Francia), lugar este último, donde fue
recompensada con Diploma de Honor. Y ya, más recientemente, es seleccionada
para participar en el 3º Certamen Internacional “Art Palm Award” a celebrar en
la ciudad alemana de Leipzig. Una buena y ascendente trayectoria expositiva.
A la hora de
elegir la técnica para la realización de sus cuadros, Cristina se decanta por el oleo, pero no ha tenido reparo en utilizar el pastel y el
acrílico. Respecto al dibujo, posee los suficientes conocimientos prácticos
como vehículo adecuado para la realización de sus obras.
En cuanto a los
temas, el paisaje rural y el bodegón de
cacharros y flores fueron sus preferidos, con alguna excursión, esporádica, como antes dije, por el retrato
familiar, personajes exóticos y figura
al carboncillo. Sin embargo y un ejemplo de ello lo vamos a ver hoy aquí, en la
actualidad viene realizando una serie de figuras encuadradas en un cierto
realismo social: mujeres maltratadas o
humilladas en su dignidad; el
candente tema de las pateras, y otros por el estilo que a Cristina, alma sensible como la que más,
le vienen preocupando.
Hasta aquí y de
forma sucinta, los fríos datos de su formación técnica y de su trayectoria
expositiva. Pero Cristina y su pintura son algo más. Son la expresión plástica del sentimiento intimista y recóndito de su
carácter apacible y sereno, lo que la llevan al bodegón de los objetos
sencillos y en trance de desaparecer de la vida cotidiana actual ; a los jardines soñados o reales que ella
recrea; a los floreros en los que lucen las humildes flores silvestres; al
paisaje abierto a la llanura en la que se singularizan robustos arboles que nos
llevan al horizonte infinito; al pueblecito en la ladera de una montaña, cuyas casitas se cobijan sobre el campanario de una iglesia, como
polluelos en torno a las alas de su clueca. Ahí es donde encuentro lo mejor de
su obra y supongo que ella también, puesto que son los temas que más trata.
Hay en mi tierra
de Murcia un dicho popular que dice: “el que no se parece a su padre es un
cochino”. Pues bien, en cuanto al color, Cristina se parece demasiado a su
padre putativo. Los azules y los rojos avioletados maden in Llorens Ferris están demasiado
presentes en su paleta. Yo me pregunto si esto es bueno o malo, y no se que
responder. Por una parte me digo, que si una formula funciona no hay porque
desecharla. Para su maestro es parte de su estilo y le funciona. Por otra me
digo, que quizás no es bueno, aunque uno se convierta en un cochino, parecerse
demasiado al padre porque no se ve el propio estilo. En fin, un dilema que
Cristina tiene que resolver y que ira resolviendo con el tiempo, pues ganas y
pasión por la pintura no le faltan e inteligencia tampoco. Pero mientras tanto
y utilizando los recursos que a lo largo de su aprendizaje le ha ido inoculando
su maestro, Cristina va realizando una obra en la que su mayor impronta la veo
en la pincelada y en el empaste, que en eso si, se va despegando de su
influencia. Y es que, en la pincelada, en el dedo que funde el color para
esconder la línea, en la densidad de la materia que dejamos caer en el soporte,
vibra la huella emocional y única de cada artista. Y la de Cristina se va
viendo cada vez más, especialmente en sus últimas obras, en las que a media
pasta y utilizando tonos cada vez más
luminosos en los fondos, le hace vibrar al color por medio de pinceladas yuxtapuestas
que no llega a fundir. Ese, ese es el camino por qué un día transitaron los
grandes de la pintura a partir del impresionismo. Y es que, como alguien dijo
“Nunca pintaremos demasiado claro”.
La personalidad ideológica de Cristina,
aflora mes a mes en sus comentarios editoriales de nuestro Boletín. Por ellos
sabemos también algo de sus ideas
estéticas y mas subrepticiamente de las éticas, pero ¿Qué sabemos de la
humanidad de Cristina? Sabemos que es modesta y recatada en su autovaloración y
prodiga para valorar a los demás. Que conserva intacta su capacidad de
asombro para valorar las pequeñas cosas
de lo cotidiano. Que tiene en el hablar la dulzura y la sonoridad melódica de la mujer alcoyana. Que
tiene la mesura de las personas realmente inteligentes y un punto de ironía que
la humanizan. Y en fin, que es buena en el sentido machadiano de la palabra,
buena y que por eso y porque es nuestra amiga, la queremos.
Muchas gracias y
veamos ahora las “esencias del pasado” que nos trae Cristina.
Carlos Bermejo
Alicante, 19 de Noviembre de 2008