PEDRO ORTIZ EN LA INAUGURACIÓN DE SU EXPOSICIÓB EN LA SALA DEL PALACIO PROVINCIAL
COMENTARIOS A RAIZ DE LA PUBLICACIÓN
DEL ESCRITO DE JESUS SAORIN
En términos generales no le falta razón al
amigo, compañero y gran artista Jesús Saorin, entonces sin ánimo de ser
exhaustívo, si me gustaría hacer algunos comentarios a su escrito, en el fondo
bien enfocado y diciendo verdades como puños, pero me parece conveniente hacer
algunas matizaciones sobre el espinoso y controvertido mundo del arte y su
estado actual.
Plantea, el amigo Saorin ¿qué es arte?. Gran
pregunta sobre todo en los tiempos actuales, en los que los prebostes del arte,
han dado carta de naturaleza a cualquier patochada, ocurrencia o para decirlo
sin ambages, basura desechable apoyada en un poderoso marketing, pero ya no
estamos hablando de arte, como se ha venido haciendo desde hace siglos, sino de
mercancías con fuerte poder especulativo, destinado a multimillonarios snobs,
que no persiguen el placer de poseer algo bello, sino la de algo que puede
generarles fuertes plusvalías, está claro que ya hablamos de una tergiversada y
prostituida visión del arte, alguno ya ha perdido gran cantidad de dinero con
estas ocurrencias, paradigmáticos ejemplos de este tipo de performances son los
cotizadísimos Damian Hirst y Jeff Koons.
Hasta principios del siglo XX, el arte fue
evolucionando de forma moderada, aunque siempre discutida, por los más
ortodoxos críticos o entendidos de cada momento, pero los nuevos ismos fueron
aceptados rápidamente y su reconocimiento y aceptación popular fue
internacional y perdura en el tiempo, como fue el impresionismo, que tan
profundamente caló en todos los estratos sociales, incluidos gente con escasos
conocimientos artísticos, y la razón es bien sencilla y está de acuerdo con el
concepto del arte que se tenía durante siglos, el arte es algo bello, que el
artista ha plasmado de tal manera la realidad o la naturaleza, que lo plasmado
nos trasmite unas emociones y sensibilidad mayor que si viéramos en la realidad
lo plasmado, pues con la pintura no se plasma solamente un paisaje, una figura
o unos objetos o naturalezas muertas, sino que con la manera de plasmarlos,
podemos ver si el espectador es avezado, algo de la personalidad del autor, de
su estado anímico y de su personalidad, porque un buen cuadro, para tener
calidad, debe trasmitirnos emociones, aunque puedan ser de muy distinto cariz,
pero no dejarnos impasibles, porque en tal caso, la obra no cumple con la
principal premisa que debe tener toda obra de arte, que es la de establecer un
dialogo o comunicación con el espectador.
Naturalmente lo anteriormente expuesto es
mucho más fácil y asequible para el gran público y las personas menos
cultivadas en cuestiones artísticas, con la pintura figurativa o realista, con
las vanguardias y la abstracción el tema es mucho más dificultoso, requiere de
una maduración de sensibilidades, información, lecturas y un bagaje cultural,
para despertar otras sensibilidades y a la vez, saber distinguir muy bien que
vale y que es un camelo, obra de un diletante oportunista, los cuales abundan y
se esconden y acomodan en las vanguardias, porque en esas manifestaciones
plásticas, aunque se tengan fuertes carencias de oficio artístico, pero con
buenos padrinos es relativamente fácil colar gato por liebre, especialmente
para los menos avezados, de ahí la gran importancia de estar muy bien informado
de toda la historia del arte, de las circunstancias que han rodeado cada nuevo
movimiento o ismo, e incluso de la particular peripecia vital, de los artistas
más prominentes de cada época o de cada ismo nuevo, para poder discutir y
rebatir con propiedad y autoridad con los muy variados prebostes y personajes
que a veces han encumbrado a artistas que no se lo merecían tanto, en
detrimento de otros, que se perdieron en el ostracismo por carecer de los
elogiosos y demagógicos argumentos en defensa de determinados artistas, y esto
ocurre ahora y ocurrió en el pasado, pues los intereses espurios de los
críticos no es algo nuevo, y por desgracia hay muchos colegas y amantes del
arte, que por el simple hecho de estar en los libros de historia, conceden un
marchamo de calidad y un status artístico totalmente injusto, bien es verdad
que para gustos los colores, y que si
hay algo verdaderamente subjetivo es la
crítica de arte.
Fue a principios del siglo XX cuando se dieron
una sucesión de revoluciones artísticas, que dieron el pistoletazo de salida
hacia nuevas formas de expresión y que en muchos casos constituyen la génesis,
el origen y la influencia de una degeneración del arte, que ha llegado hasta
nuestros días, en un ambiente de eclecticismo total, en el cual todo vale,
avalado por los sabiondos, ciertos gestores culturales, comisarios o curadores,
galeristas, críticos y hasta políticos sin los conocimientos pertinentes, para
desempeñar con propiedad y conocimiento de causa una labor cultural coherente.
Gran parte de la gente cree, que el gran
revolucionario fue Picasso y sin quitarle su importancia histórica. Ha tenido
más influencia en los disparates que vemos actualmente como obras de arte, el Dadaísmo
y Marcel Duchamps con sus readymade y su famoso urinario “La fountaine”,luego
aparecieron los performances, el arte conceptual, las instalaciones, los videos
y mil maneras de expresión, que como los del movimiento Fluxus decían que todo
es arte y que cualquiera puede ser artista, con lo cual personalmente no estoy
de acuerdo, para mí un artista tiene que tener unas cualidades innatas y luego
desarrollarse y perfeccionarse para una vez maduro desembocar en un estilo
propio que le distinga y aporte valores personales en su manera de hacer.
No quiero olvidar la revolución y negativa
influencia que todavía se deja notar del Suprematismo de Malevich, al cual
muchos copian y emulan descaradamente y algunos jurados, que no saben de la
misa la media, los seleccionan como si fuera algo extraordinario y con
integrantes en el jurado, profesores en historia del arte, incomprensible, o
algún otro emulando a Rothko.
Considero imprescindible para una amplia
visión y enjuiciamiento objetivo del arte una cultura y conocimiento de los
principales movimientos que se han dado, su razón y su valía, acompañados de
los imprescindibles conocimientos prácticos , como son dibujo, perspectiva,
composición y colorido, pues por mucha erudición que se posea en historia del
arte, sí sólo es teórica se adolecerá de algo básico para juzgar con
objetividad ciertas obras de arte y de esa manera, con esas carencias vemos y
oímos avalar disparatadamente bodrios monumentales.
Viene pues al caso de lo recientemente
expuesto, la falta de formación e incoherencia de ciertos jurados repartidos
por toda la geografía mundial.
En cuanto al estado del arte y el interés por
el mismo por el público en general es lamentable, debido a la falta de cultura
e interés artístico del público, cada vez más alarmante, un pasotismo
generalizado, una vida basada en el hedonismo superficial, unas generaciones
que prefieren las paredes en blanco, en vez de tener obras de arte que hablan
de la cultura y sensibilidad de quien las posee y las exhibe orgulloso en su
casa, pero claro para que eso ocurra y se sienta esa necesidad, hay que
inculcarlo desde la infancia y adolescencia y me temo que salvo excepciones no
se hace, vivimos en una sociedad que va perdiendo valores desgraciadamente, y
esto se manifiesta muy a menudo en un arte degenerado y que será fácilmente
desechable.
Por lo que respecta al comentario de los
certámenes de pintura rápida, lamento no estar de acuerdo, nunca llegaran a
poderse hacer obras de envergadura que requieren de reposo y meditación y más
dedicación, pero sí que pondrán de manifiesto la habilidad adquirida en la
ejecución y el oficio, habiendo visto estupendas obras, plenas de frescura y
expresividad, realizadas en unas horas, resultando verdaderas obras de arte,
con el mérito añadido de haberlas resuelto en unas pocas horas.
Para concluir, quiero manifestar
claramente que estoy a favor de todos los estilos y realizaciones plásticas,
siempre que tengan calidad, el quid de la cuestión es saber apreciar donde está
y donde no dicha calidad artística.
Pedro Ortiz