<EL ESTRADO Y EL PATIO DE BUTACAS>
<LA PROTAGONISTA SATISFECHA DE LA QUE VA NARRANDO EL PRESENTADOR>
<JULIO ESCRIBANO, BUSCANDO SIEMPRE LA ORIGINALIDAD DE SUS TOMAS>
<EL MOMENTO DE DESVELAR EL MISTERIO DEL CUADRO>
<LA SIRENA QUE PERDIÓ LA COLA AL ENAMORARSE DE UN TERRÍCOLA>
<MARÍA AMÉRIGO, DESVELA A MEDIAS EL SIGNIFICADO SIMBOLISTAS DEL CUADRO>
<JUAN MANUEL AMÉRIGO, CONTANDO UNA ANÉCDOTA RELATIVA A LA SAGA ARTÍSTICA DE LOS AMÉRIGO>
<JOSÉ MARÍA BERMEJO,LE REGALÓ A MARÍA UNA DE SUS LLAMADAS "PIJADILLAS">
<MOMENTO EN EL QUE LA MANO INOCENTE DE ELENA SACA EL NUMERO DE LA SUERTE>
<TOMÁS MARTINEZ, FUE EL AGRACIADO CON EL COLLAGE QUE MARÍA REGALÓ>
<NUESTRO PRESIDENTE CERRÓ EL ACTO CON PALABRAS DE ELOGIO PARA MARÍA Y PARA EL "ESCRIPINTOR">
<LA SIRENA QUE PERDIÓ LA COLA, PERO GANÓ UNAS PIERNAS QUE A LOS TERRÍCOLAS NOS GUSTAN MÁS>
< FOTO DE FAMILIA, A FALTA DE LOS QUE YA SE HABÍAN MARCHADO>
<ASPECTO DEL PUBLICO SATISFECHO DE LO QUE OÍAN>
<MOMENTO EN EL QUE LOLY GONZALEZ DE MATA, ENTREGA A JUAN MANUEL AMÉRIGO, EL EXCELENTE RETRATO AL PASTEL QUE LE HA HECHO>
<VISTA POR RETAGUARDIA DEL ASPECTO QUE PRESENTABA LA SALA DURANTE EL ACTO>
Esta noche, ante casi un centenar de familiares, amigos y compañeros de Asociación, MARÍA AMÉRIGO ha comparecido invitada por CARLOS BERMEJO, al taller de “MIRAR UN CUADRO”, para presentar su cuadro inédito, que con el título “EL ENCUENTRO”, ha suscitado gran expectación entre los asistente, por ser inédito, por ser de gran formato y por esconder en su composición temática, alguna de las claves personales de la vida de MARÍA, que el coordinador había insinuado en la glosa artística y personal con la que recibió a la protagonista de esta nueva sesión de “MIRAR UN CUADRO”, que ha resultado ser de su agrado y de las personas que asistieron al acto.
Al finalizar la glosa, que más abajo se
cuelga entera para que quien quiera conocer más a MARÍA AMÉRIGO, pintora y persona, ella nos dio una sucinta
explicación de alguna de las claves que el cuadro encierra, para lo cual hizo,
como en el collage, puro simbolismo: “En los cuentos de sirenas se dice que
cuando una sirena se enamora de un terrícola, pierden sus cualidades mágicas y
su cola de pez y con ella la posibilidad
de regresar a su mundo acuático. La sirena seguramente ha sido uno de los seres
acuáticos más románticos recreados por la literatura y la pintura; es la imagen
lírica del amor imposible, y como todo lo extraño y misterioso, resulta profundamente
deseada. Ella ama y vivirá en la superficie, en la playa y el litoral y abandona el mar por mostrar también
todo lo que hay en sus profundidades, y lo hace pintando todo lo que allí vio…”
Con ese simbólico cuento de sirenas, MARÍA
nos estaba contando su propia vida, que
luego, en las preguntas que le hicieron alguno de los asistentes, precisó más y en coincidencia con la
semblanza que de ella habia hecho CARLOS BERMEJO en su glosa: ella es la sirena que perdió la
cola al enamorarse y aunque siguió viviendo a la orilla de la mar, ya no pudo
volver a vivir en su seno, cuando se quedó sin amor y sin cola…Sin embargo palio su dolor por el paraíso perdido,
refugiándose en la pintura y con
ella se dedica a reflejar la añoranza y el recuerdo de cuando era feliz en su mundo acuático.
Tras finalizar la presentación, LOLY GONZALEZ DE MATA, le hizo entrega a otro
AMÉRIGO de la saga familiar de grandes
artistas: nuestro compañero JUAN MANUEL AMÉRIGO, de un retrato al pastel que
gustó sobremanera al retratado y a todos los asistentes al acto, que alabaron
su calidad como retrato y el profundo parecido entre el modelo y la obra. También
MARÍA recibió como regalo una acuarela de JOSÉ MARÍA BERMEJO, que se desplazó
desde Molina de Segura para acompañar a MARÍA, el día de su comparecencia en
MIRAR UN CUADRO.
MARÍA,
recibió al finalizar el acto, el más grande y cálido de los aplausos que
se ha escuchado en nuestro CENTRO DE ARTE y tras ello se sorteó entre los asistentes
un de sus excelentes collages, que le tocó en suerte a nuestro compañero fotógrafo
TOMÁS MARTINEZ, socio reciente y con
suerte.
Y ya para terminar, decir que la obra “EL
ENCUENTRO” además de simbólica en el tema, como pintura,
¡EXCELENTE Y ORIGINAL!
Carlos Bermejo
Creador, coordinador y
presentador de “MIRAR UN CUADRO”
Alicante, 19 de septiembre
de 2014
MIRAR UN CUADRO: MARÍA
AMÉRIGO
OBRA: “EL ENCUENTRO”
Hace ahora dos años, que por este taller de
MIRAR UN CUADRO, pasó como último de mis
cuarenta y dos invitados hasta el momento, nuestro común amigo RAMÓN RODRIGUEZ.
De entonces para acá, se han
incorporado a la Asociación más de un centenar de nuevos socios, que no
saben de qué va esto. Por eso me vais a
permitir y yo me lo permito, el hacer un poco de historia, antes de dar paso e
incorporar a MARÍA AMÉRIGO como nuevo
personaje a la saga de artistas y amigos que ha pasado por el trance de mostrar
una de sus obras inéditas para ser “diseccionada, admirada o criticada”, según la idea con la que nació,
en noviembre de dos mil seis y con Carmen Rubio como dócil conejito de indias,
esta mi iniciativa al comienzo de mis funciones como secretario de la nueva
época de la Asociación: la vivida bajo el actual mandato de nuestro querido
presidente JUAN ANTONIO POBLADOR.
Con la primeras treinta y tres historias, en
febrero de 2009 edite por mi cuenta un libro con el título “MIRAR UN CUADRO Y
ALGO MÁS”, del que tiré trescientos
ejemplares de los que vendí a precio de coste, unos ochenta, regalé otros
tantos y el resto los tengo guardados durmiendo el sueño de los justos,
esperando por aquello de que el buen paño en el arca se vende, venderlos algún
día y que me lo compren incluso, alguno de los personajes que aparecen en él,
que no se dignaron comprarlo.
Sin embargo, algo tendrá el vino cuando lo
bendicen, pues en alguna ocasión alguien me preguntó que “si habia lista de
invitados para pasar por Mirar un Cuadro y que cuando le iba a tocar a ella”, a
lo que yo le contesté que ni habia lista ni yo mismo sabia los que iban a
pasar, pues tenían que darse unas condiciones mínimas para ser invitados: ¿Y cuáles
son esas condiciones para que mi libre albedrio se decida a invitar a éste
taller para el que no tengo ninguna
obligación contractual en mi condición
de secretario y coordinado de talleres?,
pues responden a las siguientes preguntas que entonces le hice y me
hice, y que siguen vigentes al día de
hoy:
¿A quién invito?
Pues a quien conozco más o menos bien, condición indispensable para hacer una
semblanza personal que sea, en lo posible, fiel reflejo de la personalidad del
retratado. Naturalmente a los que mejor conozco, son aquellos a los que
considero amigos más o menos cercanos y
aunque para mí todos los asociados son amigos y colegas, nadie me podrá negar el derecho a serlo de
unos más que de otros.
Pero esa condición de amigos cercanos a los
que mejor conozco, aunque importante, no es la única condicionante en mi decisión. Cuenta y mucho, el
conocimiento y la buena opinión que yo tenga sobre su obra, a fin de poder
enjuiciarla sabiendo lo que digo y favorablemente, pues, como ya he dicho
muchas veces, a un invitado no se le pueden sacar las vergüenzas y si, alabarle
todo lo positivo que le puedas encontrar. Por tanto voy invitando a aquellos, que a mi criterio, tienen ya una obra digna y más o menos consolidada.
Condición que en este momento no tienen
todos y cada uno de nuestros asociados, pero que con el trabajo y la
experiencia, todos acabaran teniendo.
¿Cuándo invito? Pues cuando
lo creo conveniente, de forma aleatoria y por impulsos subjetivos que no puedo
concretar. Tengo algunos in mente y un día veo la ocasión propicia de tener una
imprescindible y extensa conversación con uno de ellos y comienzo a escribir,
en base a lo que me ha contado, pero más en lo que yo observo en él y por
supuesto, en su obra. Así de simple. Pero desde luego no tengo ninguna lista
por orden de petición, pues estas cosas no se piden, se hacen por quien puede
hacerlas: en este caso yo, que fui el creador-presentador de este Taller,
que igualmente coordino. Cuando
deje el puesto a otro, que podrá hacerlo
igual o mejor que yo, seguro que él tendrá otro criterio.
Dicho todo eso, que he considerado
imprescindible decir, hoy viene invitada por mí, una de esas personas que
cumplen con creces todos esos requisitos antes enumerados: ella es MARÍA
AMERIGO, mujer singular en todos los sentidos, que nos trae uno de los últimos
cuadros de su extensa producción, desconocido en el patio de vecindad de Facebook,
donde habitualmente nos los muestra casi nasciturus, y sin recato alguno van
colgado secuencias y comentarios sobre su concepción creativa, hasta que los
vemos nacer a plena luz y ya se los quita de encima; los desteta, los da por terminados y sin descaso ni pausa,
comienza otro concebido en su inagotable imaginación.
Todos los que nos movemos por Facebook,
conocemos la andadura artística de MARÍA, que es pública y notoria, pero no
tanto aunque algo sí, su transcurso personal por la vida.
Ella es tan alicantina, como La Explanada, la
playa del Postiguet el castillo de Santa Bárbara o el Pasaje de Amerigo, calle
particular que enlaza o enlazaba las de Altamira y Mayor, construida para dotar
de fachadas al gran edificio que construyó
su tatarabuelo, indiano que volvió inmensamente rico de la América por entonces
española y aquí amplió su fortuna en actividades tales como las grandes obras
públicas y urbanas: edificios singulares, traídas de aguas, ferrocarriles y, lo
más importante, con su fortuna creó las circunstancias que facilitan el acceso
a los bienes culturales de los que se dotó y crearon el ambiente artistico susceptible
de influir en la saga familiar que le siguió, en la que sobresalieron
empresarios, diplomáticos y políticos, y
sobre todo artistas de las varias generaciones de “los Amérigos”, que
llegan hasta MARÍA y muy probablemente
se prologarán más allá, pues en las distintas
ramas del árbol familiar los hay en la actualidad, como su primo y
compañero nuestro, JUAN MANUEL, y todo
indica que los seguirá habiendo en un futuro.
Pues bien, en el seno de tal familia nació
nuestra MARÍA, y desde que tomó conciencia de sí misma se ve con los lápices en la mano, tratando de imitar a un
padre al que adora y al que ve un día y
otro sacando cuadros de la chistera de un lienzo en blanco que la dejan
asombrada, y no solo a ella, pues aunque maestro de profesión, su padre es un
buen pintor de la saga artística de los Amerigo.
Decidme, si
el ambiente familiar en el que desde que vino al mundo se vió envuelta,
más la carga genética que paulatinamente se habia ido transmitiendo de padres a
hijos, MARÍA podría devenir con el tiempo, en otra cosa que no fuese la de ser pintora?
Sin embargo lo intentó por otros caminos, con estudios varios, de
primaria y secundaria, bachiller superior incluido, y en varias profesiones que, mira por donde, casi siempre fueron algo
asi como sucedáneos de la pintura: cursos de delineación; estética y asesoría de imagen, impartiendo
clases en el Colegio “La Santa Faz” de San Vicente del Raspeig; clases de
pintura en el “Colegio Calasancio” que
ya eran como de tanteo para llegar, después de muchas buenas y malas vicisitudes, a donde estaba predestinada
a llegar y a donde ha llegado por la llamada atávica de sus ancestros.
Y fue ya, cuando renaciendo moralmente de una
etapa de su vida que habia dejado atrás con loable esfuerzo de superación, del
que más adelante diré todo lo que tenga que decir, cuando se agarró a la tabla
de salvación de su pasión dormida, (que no muerta), en lo más recóndito de su
alma sensible y se volcó con toda la pasión y entrega de la que es capaz, a la pintura.
Para ello, y con el ligero bagaje que ya
traía, comenzó a formarse en las distintas
técnicas: dibujo con Javier Rueda, acuarela con Eduardo Berenguer, óleo con
Rafael Llorens, y en estilos varios influenciada por sus maestros: realismo,
impresionismo y los distintos sucedáneos en los que se desenvuelve el realismo
figurativo, hasta que se despega del bienamado abrazo del oso de los profesores
que tratan de clonarse en sus alumnos, algo que
muchos lo consiguen como es el caso de MARÍA y campa a sus anchas y
libre de ataduras y pasito a pasito se va dotando de técnica y estilo propio y
con todas las posibles en un revoltijo barroco en la forma y expresionista en
el color, va haciendo una obra original
que en su culminación expositiva con la última de sus exposiciones en el Centro
Municipal de las Artes, nos sorprende a todos y nos impacta de tal forma que
entonces dije y me reitero en ello “ El “dialogo” de MARÍA AMÉRIGO
con los colores, es un dialogo apasionado y visceral entablado entre ella y sus
sueños, que aflora a la superficie del lienzo, de la tabla o del papel, con la
fuerza y el color de un volcán en erupción. Sus collages son auténticos
caleidoscopios de estilos, formas y colores excelentemente estructurados y
armonizados, explosionando cual mascleta sanjuanera. Una autentica gozada para
los sentidos, que a la vez retratan a la artista y a la persona, porque MARÍA y
su pintura son una misma cosa; “el estilo soy yo y todo lo que me rodea” puede
decir con franqueza y verdad, pues cuando pinta se mete en el cuadro física y
mentalmente; se embadurna de colores y dialoga con ellos de tú a tú; prueba y
retoca hasta sacarles el secreto de la armonía, del equilibrio de masas y del
contraste. Y asi una y otra vez; de cuadro en cuadro, avanza por el camino de
una obra que se va haciendo al andar, pero que nunca llega al final, porque
para una autentica artista, como los es MARÍA AMÉRIGO, la meta está en el
infinito”.
MARÍA, no tiene un gran curriculum expositivo
para la inmensa obra que ya acumula; algunas colectivas, sobre todo desde que se
asoció con nosotros hace unos seis años, otras dos o tres de grupo más o menos
reducido y una o dos individuales, entre la que destaca la del Centro de las
Artes, a la que antes me refería. Pero teniendo en cuenta los pocos años que
lleva plenamente volcada en la pintura, tampoco está mal y ya es mucho.
Sin embargo en ese tiempo, ha quemado varias
etapas en su aprendizaje, en unas acompañada por quienes le enseñaron lo más fundamental
de la técnica y en otras en la soledad sonora de su casa-estudio a la orilla
del mar, donde la monótona música de las olas le han ido empujando hacia ese
quehacer obsesivamente creativo que la está llevando al logro de ese estilo
personal al que antes me refería, con la misma persistencia con la que las olas
rompen en la playa trayendo con ellas, como MARIA a su pintura, los vestigios muertos del fondo
de la mar (caracolas y estrellas de mar,
peces y algas, conchas y caparazones ) a los que ella da vida artististica para
que nunca mueran , en sus cuadros y collages.
MARÍA, utiliza infinidad de técnicas y medios
para la realización de sus obras y todas tiene cabida en algunos de sus cuadros
de mayor impacto: óleo, guache, acuarela, papel y otros materiales que a
cualquier pintor poco creativo, le parecerían inusitado en un cuadro, ella los
incorpora con maestría artesanal y por
arte de su arte, los convierte en objetos que armonizados por el color con el
que los enlaza, por el peso y la
forma de su masa en el conjunto equilibrado
del cuadro, coadyuvan al abigarramiento barroco de sus collages, en el que a mi
entender reside, lo más original de su obra que, si tiene influencias de algún
otro artista, para mí es desconocido, aunque ya sabemos que nadie surge de la
nada, porque la nada es nada y su pintura es ya mucho, aun cuando pudiera tener
algo de alguien que a mí se me escapa.
Y aunque, por ahora, lo más
significativo de la obra de MARÍA AMÉRIGO, sean su collages, ella sigue tocando
la figura humana buscando siempre los temas más coloristas en la línea de las fovistas
y las formas desgarbadas y un tanto manieristas, que le dan una gracia que no
se si intencionada o no, pero que me gustaron desde aquella colectiva a cuatro,
(los otros eran Jaime Iborra, José Mª de la Cueva y José Ángel Sogor), en el
Museo del Calzado de Elda, que para mí supuso el descubrimiento de una Amérigo
de la que por entonces sabía poco.
Uno de los últimos cuadros de MARÍA, (el
último es el que, seguramente, pintó
anoche), tiene por título “EL ENCUENTRO”. Se trata de la obra pictórica que
va someter a vuestro juicio y opinión, pero es algo más que eso: en su simbología, según insinuaciones de ella y deducciones mías, encierra entre los cuatro
listones que lo enmarca, la respuesta enigmática y esotérica, a la vida sentimental
de MARIA, que ha estado marcada por aquellas “buenas y malas vicisitudes” a las
que antes me refería y que darían mucho para hablar, pero de las que yo voy a hablar de forma criptica, para
decir poco y que se entienda algo de la gloria de los días de vino y rosas, que
dijo el poeta, y de las tristezas del desamor, del engaño y el desengaño
por los que MARÍA, la dulce y sentimental “MARIA bonita, MARÍA del alma…”
tuvo que pasar tras más de veinte años encadenada a un matrimonio consumado en
plena efervescencia y apasionamiento amoroso, llevado a cabo en la plenitud de
la belleza de sus veintiuno años que se
rompe “civilizadamente” y es generosamente compensada en lo económico por la
parte contraria, pero que le dejan junto al regalo de dos hijos que son
consuelo para su afligimiento, hundida en
un desanimo moral que la llevan al borde del abismo, donde milagrosamente,
se mantiene sin caer en él durante más de un año y del que logra salir agarrándose a la pasión dormida por la pintura y en ella encuentra su particular
refugio de los afligidos, del que otra MARÍA y madre nuestra es receptaría para
quien en ella cree.
Sin embargo, no podía terminar así, la vida
amorosa de quien respira amor como el paisaje idílico que Don Juan pinta para
enamora a Doña Inés. Y con la pintura, llega el encuentro con el fantasma de un
primer amor de adolescencia, que la realidad de casi treinta años después, le
ha despojado de romanticismo y arrastra tras de sí hijos y viudedad, y la
sombra de Rebeca se interpone entre él y ella y sus hijos y no cuaja por aquello de que no
es posible recobrar el tiempo perdido aunque sea Proust el que lo busque…
Y de nuevo, la ilusión de un posible amor
para todo el resto de su vida, que solo dura cinco años y finaliza por aquello que
solo saben los enamorados, y en cuyo desenlace pueden influir los hijos de uno
y otra, los caracteres y manías que con los años forman una especie de caparazón
de los que es muy difícil desprenderse para empezar de nuevo, y algo tan importante, como lo que pueda
ocurrir tras la puerta de una alcoba que se cierra para los que quedamos fuera
y sobre lo que no es sensato, ni siquiera posible, especular.
¿Pero es posible que, quien como MARÍA a sus
jóvenes cincuenta años y con media vida por delante, que respira amor por todos
los poros de su piel y a la que una aureola de feminidad y encanto la envuelven,
se haya cerrado al amor? No, no es
posible, aunque si complicado, porque en el mercado amoroso a esas edades, los
desechos de tienta y los resabiados son legión y no es fácil encontrar un mirlo
blanco e impoluto y sí muchos negros y
desplumados de cabeza y muchas veces hasta con ronchas en el corazón que los
invalidan para amar…
Y ella, ¿Cómo es ella? ¿Qué aportaría ella a
una convivencia armónica y abierta al amor? Pues lo que está a la vista no
puede ser más atractivo: belleza apenas sin artificios y una figura envidiable,
elegancia y clase natural para desenvolverse en todos los ambientes, ropas en
consonancia, voz armoniosa y bien timbrada, mesurada y cálida al hablar y sensual al cantar, porque hasta esa virtud le
adorna como nos lo demostró en la noche
de “LA MUSICA, EL CANTO Y LA DECLAMACIÓN” en el jardín de Villaelena, cuando en
solitario interpretó con pasión y emoción esa canción de Mari Trini, que en
ciertos aspectos parecía hecha para ella, con esos “amores que se van marchando
como las olas del mar”; ese mar tan
cercano a su casa y a su vida, en la que estoy seguro MARÍA habrá escrito más de un poema “huyendo de la
soledad” y recordando con nostalgia “sus quince años” en los que “dejó su cuerpo
abrazar”…
Todo eso y mucho más, como dice la manida
frase publicitaria, es lo que MARÍA podría aportar, junto a una imagen
multiplicada hasta el infinito por las redes sociales, que le dan un
protagonismo buscado como todo aquel que se quiere asi mismo, reflejado en los
cientos, en los miles de “ME GUSTA” y de “COMENTARIOS” laudatorios para ella y
para esos cuadros que exhibe recién nacidos, con tanto orgullo como una recién
parida nos muestra a su bebé.
Pero el retrato de MARIA, estaría incompleto
si además del parecido, éste retratista no reflejara algo de lo que hay tras el
físico de la retratada, de su carácter: el apasionamiento con el que defiende
sus ideas, que las tiene en todo y para todo, y que en las “Tertulias de los
jueves” que aquí se reúnen, se expresa con ardor y en general muy bien documentada en sus
argumentos, y que a veces se manifiesta con
esas salidas de tono, cuando se le corta a medias su exposición argumental,
algo que le llegan a incomodar y despierta su excesiva sensibilidad emocional
hasta el punto de amagar con romper la baraja, pero nunca acaba por romperla. Sensibilidad
y pasión a flor de piel que también se manifiesta, en
su sus fobias y sus filias, a alguien o algo. Pero decidme: ¿esa actitud no es
consustancial a todos nosotros…? Pues entonces olvidémonos de esos defectillos
que en nada empañan, la bondad, la simpatía arrolladora de nuestra querida y
admirada MARÍA AMÉRIGO, de la artististica saga de los “amérigos de toda la
vida”, a la que queremos y consideramos una artista con estilo propio y un
importante puntal entre la pleyade de nuestras compañeras de Asociación que las
hacen grande, y que hoy viene a pasar el examen de su obra inédita “EL
ENCUENTRO”, y a satisfacer nuestro interés
por saber algo de lo que el cuadro, al
margen de lo que se ve, ella nos pueda decir.
Muchas gracias y si antes MARÍA no tiene nada
que decir a lo que de ella en dicho,
develaremos la obra ¡milagrosamente inédita! y se abrirán las opiniones.
Alicante, 19 de septiembre
de 2014
Carlos Bermejo
68 FOTOS DE JULIO ESCRIBANO
68 FOTOS DE JULIO ESCRIBANO